Desde hace 29 años, los estadounidenses esperan el certamen para premiar al perro más feo del mundo, el cual se lleva a cabo cada verano en Petaluma, California. Pero antes de que le llamen a la asociación protectora de animales, deben saber que este concurso no es ninguna clase de bullying canino, al contrario, muchos dueños inscriben a sus mascotas con la esperanza de que se reconozca que aunque sus perros no son perfectos, pueden llegar a ser igual de adorables, y claro, ya de paso recibir 1,500 dólares como premio principal.
Este año, el perro más feo del mundo, en realidad es una perra. Una mega-abrazable bulldog inglés de nombre Zsa Zsa. Con nueve años, una lengua enorme que deja a la vista cuando despega sus incisivos sobresalientes, se ganó el codiciable título, el premio en efectivo, un trofeo y un viaje a Nueva York para aparecer en los medios de comunicación. Y sí, también el cariño del público.
Su historia, es tan tierna como ella. Cuando nadie la quería fue encontrada en un centro de adopción por su actual dueña, Megan Brainard, desde entonces viven juntas en Minnesota.
Los que también le entraron al certamen
La competencia tiene sus propios protocolos al igual que los profesionales, un desfile por la alfombra roja del recinto ferial de Sonoma-Marin, es suficiente para que sean evaluados por un jurado que califica esas imperfecciones que los hacen únicos. Otras razas, pusieron su mejor cara para conquistar el tan aclamado premio, como ‘Scamp’, de raza criolla que desfiló orgulloso junto a sus dueños en la alfombra roja, ganando el tercer lugar.
Martha, el mastín ganador del año pasado por sus marcadas ojeras y enormes cachetes, quien quiso volver a probar suerte este año.
El certamen se realiza con fines benéficos, ayudando a los organizadores a promover a los perros no tan agraciados, que buscan una familia para que sean adoptados.
Kravitz, el pequeño chihuahua, dejó claro que aunque la actitud mata carita.
Rascal Deux, con todo y su cresta china, es un viejo competidor de Petaluma, su propietario, Dane Andrew, no se da por vencido –y tiene razón-
Muchos perros que son comprados por moda como los dálmatas o chihuahuas, terminan en la calle. Comprar un perro requiere de una gran responsabilidad y un gran compromiso, se vuelve un integrante más de la familia, así que si estás pensando hacerte de uno, es mejor que lo reconsideres hasta estar seguro.
Además, recuerda que en el país existen diversos centros de adopción, donde puedes escoger a tu nuevo compañero de vida, con muy pocos requisitos.