En la edición de 2022 de los premios de la Academia, el documental Flee hizo historia al recibir tres nominaciones en las categorías de Mejor Película Animada, Documental y Película extranjera. Pero desde antes, para ser más específicos desde su estreno en Sundance en 2021, ya había empezado a hacer ruido al llevarse el Gran Premio de Jurado.
Ahora, después de un largo recorrido, Flee llega a salas de cine en México para presentarnos una historia que podríamos definir como “el viaje de un refugiado afgano desde Kabul hasta Copenhague”; pero este documental es más que eso.
Flee, dirigido por Jonas Poher Rasmussen (con quien tuvimos la oportunidad de platicar), es una historia de supervivencia, sí. Pero también se muestra, a través de su personaje principal, como un viaje en el que los secretos más íntimos y doloroso (a veces no hay diferencia entre uno y otro) se revelan cuando una persona se encuentra en un espacio seguro definido por el amor.
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Flee
Flee es un documental animado que, siguiendo los mismos pasos narrativos de títulos como Waltz with Bashir, nos presenta a Amin Nawabi, pseudónimo que utiliza un refugiado afgano durante su estancia en la capital de Dinamarca para contar su historia de vida.
La animación es un factor clave en la cinta, pues le da la libertad a Amin de relatar los secretos de su pasado sin perder su anonimato. Amin es gay, y vive con su pareja en un hermoso departamento en Copenhague mientras planea su viaje al extranjero para continuar con sus estudios.
Amin no sabe cómo decirle que pronto se tendrá que ir, y que quizá tengan que pausar la búsqueda de una casa compartida. Pero ese detalle en su vida, es una pequeña muestra del temor que suele sentir de contar otras verdades. Y para él, la verdad es el aspecto más doloroso de su pasado, que impera en su presente y afectará su futuro.
Un documental animado
El documental se construye a partir de las entrevistas que Rasmussen tiene con Amin, las cuales se convierten en secuencias animadas para ayudar al espectador a reconocer al protagonista y las personas ante las que se abren. Amin nos lleva a su infancia en Kabul y la manera en la que su madre evitó que su hermano fuera reclutado para combatir en las guerrillas.
La animación nos permite construir los escenarios en los que Amin se desarrolla, y las razones por las cuales su familia tuvo que huir de Kabul hacia la URSS (el único país donde podían residir con su visa) con la idea de llegar a Suecia para encontrarse con uno de sus hermanos.
Cuando la familia se ve obligada a separarse para que Amin tenga la oportunidad de llegar a salvo a Escandinavia, comienza una ruptura interna en la que una mentira se convierte en la única posibilidad de vida.
Una historia que viene de la amistad
Sobra decir que Flee es un documental maravilloso, emotivo y excepcional. Es una experiencia en todo sentido al integrar de manera “natural” un montón de temas tan humanos, que nos es imposible no reconocernos en las preguntas y las respuestas por más que nuestra experiencia esté alejada de algo tan delicado como el fenómeno migratorio.
Cuando platicamos con el director, nos fuimos directo hacia lo difícil que es escuchar a alguien, escuchar su historia sin emitir un juicio, sin juzgar a quien habla o incluso hacer comentarios respecto a la experiencia. Constantemente decimos cosas que no entendemos, especialmente si es algo tan específico como la migración, como decíamos.
Sin embargo, en Flee, una de las experiencias más emotivas llega al reconocer la presencia del director, escuchar su voz y sus preguntas, que son tan respetuosas, pues muestran un nivel de paciencia que sólo podemos traducir como amor. Quisimos saber cómo fue para él vivir esta experiencia más como un humano y un amigo para Amin, fuera de ser el director.
Jonas: Gracias por tus amables palabras. De verdad viene de la amistad y creo que he estado interesado en esta historia desde hace años. Conozco a Amin desde hace 25 años así que… fundamentalmente he estado interesado por esta historia durante mucho tiempo, y cuando de repente me dejó compartirla dije, “Ok, pero hagamos esto juntos”.
Así que se sintió como una experiencia simbiótica y creo que… No pensé que quería hacer una historia de refugiados como salir a buscar a un refugiado. Hice esta historia porque es mi amigo. Eso es lo que sientes en la película y también tienes los matices de una historia que normalmente no escuchas porque los refugiados son descritos así.
Pero aquí, por nuestra amistad… Sí, él es un refugiado pero también es un académico brillante, es gay, también es un amante de los gatos, un amante del cine y un amante de la música, y todas estas cosas que lo definen como ser humano. Sí creo que como viene de una amistad, de verdad le aporta algo más.
La barrera humana
En una de las partes más desgarradoras en Flee, Amin narra la experiencia de su familia cuando intentaron moverse en el bosque ruso para llegar a una embarcación que los llevaría a Suecia. En el camino, una señora de la tercera edad comienza a quedarse atrás.
Su hijo y un grupo de hombres deciden cargarla, pero entre el frío y el cansancio, bajan el ritmo. Para los traficantes la única solución es abandonarla. La conversación se da en ruso, y Amin recuerda haber pensando que era una suerte que la señora no hablara ruso porque habría entendido lo que decían.
Sin embargo, como espectadores podemos darnos cuenta que la señora, a pesar de la diferencia en el idioma, sí entendía lo que pasaba porque Flee nos muestra que el problema no es el lenguaje, sino la falta de empatía.
Lo mismo sucede cuando Amin, después de un largo viaje, llega a Dinamarca. Ahí, un traductor iraní que hablaba farsi, intentaba comunicarle su situación a Amin, quien hablaba dari. No había un entendimiento entre las palabras, pero sí en la situación: Amin estaba solo.
Jonas: Estoy completamente de acuerdo y creo que el problema es que no tratamos a los refugiados como humanos. Decimos, “Pero son refugiados, no son como nosotros”. La llamamos “crisis de refugiados”, pero deberíamos de llamarla “crisis humanitaria”. Más o menos decimos que ellos no son nosotros, que necesitamos construir un sistema que evite tener refugiados, y al hacer eso, deshumanizamos a los refugiados. Así que estoy completamente de acuerdo, hay una falta de empatía y eso es lo que ha enfrentado desde su infancia (Amin).
La historia que el dolor permite contar
Flee, como decíamos, es más que la historia de una persona que se vio obligada a huir de su hogar para encontrar una mejor vida a un costo altísimo. Este documental nos muestra cómo la historia de la humanidad, e un territorio o un país, está basada en los recuerdos de la gente.
Esos recuerdos salen a la luz cuando las personas se sobrepone al dolor. Es decir, compartimos nuestras historias, pero sólo las partes que el dolor nos permite contar: el dolor es el límite. Conocemos a Amid de acuerdo a lo que nos dice, lo que puede compartir mas no lo que decide compartir. No es una decisión, es un proceso.
Jonas: Creo que estás en lo cierto. Y ese es normalmente el problema, cuando dices, “Bueno, quiero hacer una historia de refugiados” porque sólo obtienes una parte de la superficie. Aquí pasé 5 años haciendo entrevistas con Amin, él tuvo tiempo para estar listo, para hablar de cosas y abrirse poco a poco. Creo que eso es lo que necesitábamos. Considero que es importante entender lo sano que es dejar a la gente compartir sus historias y qué importante es que la gente escuche.