El gusto se rompe en géneros y la audiencia mexicana es el mejor ejemplo de una variedad de necesidades frente a la pantalla. En redes se suelen atacar las comedias que triunfan en taquilla a pesar (o quizá por) de sus fórmulas repetitivas, sus historias absurdas y un humor basado en las diferencias de clases con clichés de lo que es ser mexican@.
Y del otro extremo, está el cine que toma una responsabilidad de denuncia para revelar que México es un país de distintas realidades en las que imperan la violencia, la corrupción, la falta de justicia, la desesperación, la desaparición, las búsquedas y la muerte. Es un cine que nos ha representado en el mundo por ser realista y por sus cualidades técnicas y artísticas.
Estos dos cines obtienen atención por distintas razones. Pero, ¿hay un punto medio? Desde luego, y es un espectro tan amplio, que cometeríamos un error al siquiera intentar definirlo. Y con esto no queremos decir que los otros dos puntos no tengan su complejidad como fenómeno y arte, respectivamente, sino que es más fácil detectarlos a partir de ciertas cualidades.
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Cine en un punto medio
Pero es en este punto medio del cine mexicano, amplísimo, en donde hay historias tan fascinantes, tan complejas y tan representativas, que destacan de entre las demás con una atención que nos parece contrarresta lo abrumador que pueden a llegar a ser aquellos extremos. Y aquí es donde se encuentra el nombre del director veracruzano, Ernesto Contreras.
Contreras recibió una nominación a la Cámara de Oro en el Festival de Cannes por su primer largometraje titulado Párpados azules. Tres años después, en 2010, le entro al quite a los documentales (en México somos especialistas en el filme documental) con Seguir siendo: Café Tacvba para conversar sobre los últimos 20 años de la banda más representativa en el país.
En 2014 estrenó Las oscuras primaveras que puso al centro el fin de un matrimonio a partir de lo que solemos entender como “se acabo el amor”, el cual se transforma en un punto de honestidad extrema con uno mismo, en deseo. ¿Qué es y por qué solemos arriesgar nuestra estabilidad frágil por un aparente arranque?
Para 2017 llegó la que se podría considerar su mejor película: Sueño en otro idioma, un filme poética que explora la posibilidad de perder nuestra memoria y perder una forma única de interpretar el mundo a partir de la muerte de un idioma. El zikirl (creado para esta cinta) está a punto de desaparecer, y su destino depende de dos hombres que no se dirigen la palabra desde hace 50 años.
El cine de Ernesto Contreras es uno de que no le dice al mundo que en México somos algo, sino que somos una variedad de historias y personajes complejos que se rompen constantemente en la comunicación. Y este 2021, con Cosas imposibles, no es la excepción. Así que tuvimos la oportunidad de platicar con el mismo Contreras y los protagonistas de este filme a propósito de su estreno.
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Cosas imposibles
Cosas imposibles nos presenta a Matilde, una viuda de poco más de 60 años que comienza una relación de amistad con Miguel, un joven que vende drogas en la zona (una unidad habitacional de Iztacalco). Interpretados por Nora Velázquez y Benny Emmanuel, ambos personajes se encuentran en el momento indicado: el punto más vulnerable de sus vidas.
Matilde fue víctima de violencia doméstica en manos de su esposo, por lo que a un año de su muerte, lo alucina: la sigue humillando, le prohibe ciertas cosas, la molesta, la convierte en una víctima. Mientras, Miguel vive una vida que no quiere y que detesta porque le da miedo revelar quien realmente es.
Los dos se descubren en la soledad, en la desesperación, y en la necesidad de encontrar una conexión que no los violente, sino que los libere. Algo que se agradece de Cosas imposibles es que nos muestra dos personajes que son marginados emocionalmente hablando. Por tanto, no. hay necesidad de que hablen de cierta manera, que vivan de otra, que su contexto sea específico. Son la representación de todos.
Matilde y Miguel
Por lo que le preguntamos a Nora y Benny sobre esta salida de sus personajes marginados a un nivel emocional, no necesariamente un nivel económico como usualmente lo vemos. Y con esto no queremos decir que exista un factor, pero el tema central no es ese…
“En el personaje de Matilde pues ella tenía que quedarse calladita porque el marido estaba sobre de ella. Se casó a los 15, duró 46 años casada. ¿Cuándo tuvo oportunidad de hablar, de expresarse? Nada, nada más estaba sometida así a los golpes”, nos dice Nora sobre Matilde.
“Que chido que lo mencionas porque su marginación no tiene que ver con algo, en este caso, meramente económico o cómo se vean ni nada de esto. En el caso de Miguel es una marginación incluso social, como bien dices, por una narrativa impuesta, con unos parámetros sociales a seguir en los que él, o una de dos: no cabe o siente que va a ser rechazado“, comentó Benny Emmanuel.
La necesidad de aceptación en tod@s l@s individuos es real, y tiene un impacto directo en cómo nos sentimos. Miguel es el ejemplo perfecto: un sujeto que decidió dejar la escuela, que comienza a vender drogas y no puede crear conexiones reales con las personas que lo rodean porque sabe que lo van a rechazar.
“Es una cosa bien terrorífica para él como ser humano, porque es como, ‘Estoy en un grupo social en el que encajo, pero sí se revela realmente quien es, no podría estar ahí’. Entonces, es seguir parámetros sociales, y él solito se va marginando, se da cuenta de que claro que puede ser feliz con las personas que él desearía o con las que elige.
Pero su marginación es, de hecho autoimpuesta, porque se va dando cuenta de lo que está chido y qué es lo que no“, sigue Benny Emmanuel respecto a su personaje.
Una unidad en Iztacalco
Esta es la segunda vez que Ernesto se fue a Iztacalco a filmar. Las oscuras primaveras también está ambientada en la zona, y el escenario es más importante de lo que parece en la superficie. ¿La razón? En estas unidades habitacionales (aquellas diseñadas por Mario Pani como parte de un sueño modernista) ocurren todas las historias.
Aquí convergen todo tipo de personas, familias, de tragedias y de historias que no se cuentan porque parecen inverosímiles. En Cosas imposibles, el espacio físico toma relevancia porque hace que Miguel y Matilda se sientan más realistas. Parecía obvio, entonces, que Contreras volviera a un lugar así.
Soy un apasionado del scouting, de buscar los espacios en los que vamos a filmar siempre. En el caso de Las oscuras primaveras, era esta otra parte de Iztacalco que evidentemente su arquitectura, la perspectiva y demás, funcionaban muy bien para la película y lo que contábamos en ese momento.
En el caso de ‘Cosas imposibles’ fue coincidencia que de pronto, cuando empezamos a ver posibilidades, yo lo único que pedía es que hubiera un edificio que estuviera relacionado con la cancha de baloncesto. De pronto llegan imágenes de esta unidad morada, con esta iglesia rarísima como templo japonés que está enfrente.
La fui a conocer… no conocía esa parte de Iztacalco y nada, me encantó porque había este juego mecánico que está con los dragones. Eso estaba ahí tal cual. Entonces, de pronto fue decir ‘Ok, que esto se convierta en el eje rector de la estética de la película, de este universo que se va a construir para la película’.
César Gutiérrez se hizo cargo de la fotografía mientras Diana Saade manejó la dirección de arte. Ambos jugaron con el color de la unidad y los espacios para marcar una pauta que inspiró los demás aspectos del filme.
“Estos colores, lejos de asustarme, porque al principio fue como ‘No morado, está demasiado morado’, se convirtió básicamente en la paleta de color del vestuario, de las texturas, de las atmósferas. La verdad es que fue increíble porque fue muy inspirador… y a partir de eso todo tenía que ver con esos colores, con esa paleta y con esos contrastes. Así que nada, hay lugares de la Ciudad de México espectaculares que no conocemos y está increíble de pronto sorprendernos con lo que podemos encontrar“, dijo Contreras.
La importancia de Matilde
El personaje de Matilde es sensacional. Primero porque la actuación de Nora Velázquez es impresionante. Y en segundo lugar, porque de alguna forma representa esta generación de mujeres (nuestras abuelas, incluso nuestras madres) que siempre creyeron o creen que nunca hicieron nada y no saben hacer nada.
Ese es un punto muy importante para conversar a partir de una historia que lo hace de una manera muy orgánica, emocional, sensible, y sin necesidad de llegar a desarrollos que ya hemos visto en la pantalla. Al estar atadas a una relación basada en el machismo y en las estructuras patriarcales, mujeres como Matilde que se quedaron en el limbo de sí mismas.
“En este caso, que es muy común que en este tipo de relaciones, la pareja se la pasa humillando a la mujer, sometiéndola con sus frases y su comportamiento, haciéndola sentir que no vale nada, que no sirve para nada. Y en ese caso me parece que ahí se proyecta como un imbécil (el hombre) porque qué hace con una mujer que no sirve para nada, que no sabe hacer nada. ¿Por qué no se va? Entonces es un autocastigo de él.
A mí me gusta mucho Matilde porque ella, aunque soporta toda esta situación, durante muchos años, finalmente cuando él se va y a pesar de que se le aparece todo el tiempo, tiene un espíritu de fortaleza que la ayuda a seguir adelante. Cuando se encuentra con Benny, ahí se complementan las fortalezas de cada uno y los dos se apoyan y logran salir adelante.
Pero ella ha sido una mujer muy fuerte que ha aguantado todos estos años a este monstruo que la golpea, la insulta, la humilla y que aparentemente es muy débil pero no. Él es el que quiere hacerla sentir débil, que no sirve para nada. Ella es una gran mujer, muy capaz pero no tuvo la oportunidad de desenvolverse“, nos comenta Nora sobre el desarrollo de Matilde que se ve en la pantalla y el que es inherente a su historia.
Miguel y la juventud
Uno de los puntos que se rescatan de la película, es la idea de que la vida no es juventud, o no es sinónimo de ser joven porque Miguel es joven, pensamos que tiene toda la vida por delante. Pero en realidad no quiere estar ahí, no le gusta lo que hace o no hace. Entonces no está viviendo y tiene como 40 años menos que el personaje de Matilde, una persona que también ha pensado que no ha vivido su vida y ya no tiene tiempo de vivirla.
“Como dices, Miguel tiene veintitantos y no se encuentra en la vida porque tiene demonios internos con los que no ha podido lidiar y porque es justo la enseñanza de la película: no hay un tiempo específico o exacto para hacer las cosas, no hay un tiempo correcto.
El chiste es vivir y si estás feliz depende de ti directamente. Desde Miguel, desde un joven de 20 hasta Matilde, son dos personajes con soledades bien diferentes pero muy fuertes, y se encuentran en el mejor momento, entonces cualquiera se puede identificar. Eso está chido”, dice Benny Emmanuel.
¿Cuáles son las cosas imposibles?
Cosas imposibles es una película que muestra historias que nos representan a todos desde puntos más o menos vulnerables. Es una historia de soledad, de generosidad, resiliencia, amor y empatía, a partir de relaciones poco convencionales o inesperadas… pero no imposibles. Entonces, ¿cuáles son las cosas aparentemente imposibles?
“Yo diría que casi se convertía en una pregunta, ¿no? Es: ¿hay cosas imposibles? Para mí era finalmente esta imposibilidad de un encuentro que se da entre Matilde y Miguel. Este mundo en el que vive Matilde, humillada, maltratada por su esposo, fallecido ya, pero que está ahí presente todo el tiempo. Y también por otro lado, este mundo donde vive y esta imaginación que de pronto puede ver a estos seres que cantan en las azoteas de los edificios o en el metro.
Entonces era importante cómo este universo debía hablar de esas cosas imposibles y que propiciara este encuentro y esta amistad impensable, entre estas dos generaciones distintas. Entonces es parte de la apuesta, crear una historia muy íntima, con muy pocos personajes pero que fueran muy poderosos y engancharan desde el primer momento al espectador“, finaliza Ernesto Contreras.
“Creo que eso es lo rico justo de la historia, y justo va también de lo que estábamos hablando hace rato, de lo que preguntabas de las cosas imposibles. Hablando de lo más básico, sería el viaje que Matilda nunca pudo hacer, el trabajo que no pueda conseguir Miguel. Pero en realidad son cosas posibles y son barreras mentales que se crea cada persona de las que no pueden salir y eso es de lo que habla la película“, cierra Benny Emmanuel.