“Mordida”, “chayo”, “ponerse guapo”, “mochada”… Todos los mexicanos sabemos qué quieren decir esas palabras o frases y en qué situaciones emplearlas, pero ¿está bien? ¿Deberían de ser parte de nuestro vocabulario?
Son algunas de las preguntas que se hace Alejandro Legorreta, presidente y fundador de Opciona, organización que publicó El Corrupcionario Mexicano.
¿El qué? ¡El Corrupcionario Mexicano!
Un diccionario que enlista y define algunas palabras, términos o frases que los mexicanos tenemos para referirnos a situaciones corruptas e invita a los lectores a reflexionar con humor, sobre el uso de estos términos que definen la corrupción con la que estamos acostumbrados a vivir en este país.
Pero de nada sirve compilarlas y clasificarlas si no nos llevan a la reflexión, que es la estrategia de Alejandro Legorreta, uno de los autores de este proyecto, con quien conversamos a propósito del lanzamiento del Corrupcionario Mexicano.
En las oficinas de Opciona ya nos esperaba Alejandro Legorreta, un hombre que, a pesar de tener una amplia sonrisa, en su rostro se refleja la preocupación que siente por la situación actual del país. Alejandro no es de esas personas que vive quejándose, es una persona que busca hacer algo para cambiar lo que le interesa cambiar y en el Corrupcionario encontró la forma de aportar su granito de arena.
“A título personal, el detonante para la creación del Corrupcionario fue lo que estoy viendo en el país. Estoy convencido de que la corrupción es la fuente de nuestros principales problemas: la violencia, la pobreza, la inseguridad y la falta de oportunidades”, dijo Alejandro cuando le preguntamos, qué lo había llevado a publicar el peculiar diccionario.
Para aclarar el trabajo que hay detrás del Corrupcionario, Legorreta nos explicó que no se trata de “ocurrencias” o “palabras inventadas”. Las definiciones que se plasman en el libro son el resultado de un arduo trabajo de investigación que se hizo a partir de decenas de grupos de enfoque y encuesta nacionales.
Es imposible hablar de corrupción sin hacer referencia a la declaración que alguna vez dio nuestro flamante presidente, quien dijo que el problema de la corrupción era “un asunto cultural“, al preguntarle a Alejandro qué pensaba al respecto, su respuesta fue tajante y contraria a la de Peña Nieto.
“La corrupción no es cultural, la corrupción es un problema del sistema en donde a través de la repetición de distintas acciones, estas se van normalizando y se van camuflando… haciendo que lo anormal y lo ilegal parezca cada vez más normal. Entonces, no es un tema de costumbre, es que el sistema está funcionando así”.
En el diccionario, Alejandro Legorreta separa la corrupción en tres partes: “la corrupción de ellos“, la que se lleva a cabo en las altas esferas de la política; “la corrupción de nosotros“, la que generamos y toleramos todos los días con pequeñas acciones; y “la corrupción de todos“, que es la que hacemos en conjunto.
En la entrevista, Alejandro recalcó este punto con algunos ejemplos que ayudan a saber por dónde va la división. “Hay quienes participan en la corrupción por rentabilidad, estos son aquellos gobernadores que saquean las arcas de un estado sólo para enriquecerse. También está la corrupción por comodidad, en ella participa la gente que prefiere pagar para ahorrarse un trámite. Y por último, está la corrupción por necesidad, en la que entran las personas que no tienen otra opción que participar en el sistema corrupto”.
De esta división parte la importancia del Corrupcionario en la sociedad y así la explica su creador: “No es lo mismo y no causa el mismo daño la persona que tiene que participar en actos de corrupción por necesidad que los que lo hacen por enriquecerse o por comodidad. Estoy convencido de que la corrupción no somos todos, pero la solución, sí. Por eso que el Corrupcionario es una pieza importante, porque nos permite hablar de un tema que es incómodo, reflexionar y de esa manera llamar a la acción”.
Pero, ¿la solución también es dividida? Sí, Legorreta asegura que sí. Aunque debe de ser en conjunto, la solución también está dividida porque cada uno tiene funciones diferentes. Los empresarios y gobernantes tienen más responsabilidad por la naturaleza de sus funciones, pero recalcó que los ciudadanos deben dejar de lado “las mordidas” y otras acciones de corrupción para poder avanzar.
Sobre el contenido del Corrupcionario, le preguntamos a Alejandro si tenía alguna palabra favorita o si había alguna que le causaba conflicto y de entre las 300 palabras que componen este diccionario, Legorreta escogió “bisnero“.
Bisnero: Personaje que se hace pasar por político o empresario, y que cree que para ser un hombre “de Estado” o “de negocios” basta hacer bisnes y negociazos a través de moches, palancas y demás actos de corrupción.
Hay empresarios y funcionarios que trabajan por México. Los #bisneros son otra cosa. @corrupcionario #EmpiezaPorTi pic.twitter.com/nzkDcY9YNN
— Alejandro Legorreta (@a_legorreta) 5 de octubre de 2016
Legorreta escogió esta palabra porque, de acuerdo con su apreciación, este personaje le ha hecho mucho daño al país confundiendo a las personas y quitándole el crédito a la gente que de verdad está sirviendo a la patria y a la gente que de verdad está sumando a las cadenas de valor del país. Alejandro espera que esta definición sirva para separar a los bisneros de los buenos funcionarios.
Al preguntarle por la palabra más inofensiva del corrupcionario, pero cuyo significado es letal, Legorreta dijo que había varias, pero que definitivamente escogería “mordida”. “La mordida es algo que está tan penetrado en nuestra sociedad y que le hace muchísimo daño.”
Diego Luna también participa en el proyecto. El actor comparte las mismas preocupaciones por la corrupción y, como aportación, escribió el prólogo de este peculiar diccionario que, a pesar de ser divertido, resulta incómodo. Además de Diego, en el Corrupcionario también participan ilustradores como Mario Flores, Ros, Alecus, Patricio Monero, Ricardo Cucamonga, Helio Flores y Antonio Garci, entre otros.
Por último y con la misma sonrisa que nos recibió, Alejandro Legorreta nos dijo que el Corrupcionario es un proyecto de todos y que está abierto para que los ciudadanos hagan sus aportaciones. A través de la página corrupcionario.mx se puede participar.
¿Cuál es su palabra favorita para expresar alguna de las variantes de la corrupción?