Hoy en día, la Cineteca Nacional es uno de los puntos culturales favoritos de todos los capitalinos, todos hemos ido una u otra vez, ya sea por el mero gusto de ver una película diferente a las programaciones comerciales, o por el mero hecho de ir a hacer algo diferente con amigos o pareja. Creo que la mayoría de los asistentes tenemos recuerdos memorables en ella, además de que ha sido sede de grandes eventos exclusivos que tenemos que agradecer.
Quizá se preguntarán ¿por qué estamos hablando de la Cineteca Nacional?, pues bueno, un día como hoy pero de 1982, la primera sede de la Cineteca Nacional, la cual se ubicaba sobre Churubusco y Tlalpan -donde hoy está el CENART- sufrió un incendio donde se registró hasta 2,000ºC de intensidad, lo que hizo fundir gran parte de las estructuras metálicas y una violenta explosión de miles de latas de rollos fílmicos hechos con base en nitrato de celulosa, producto altamente inflamable.
La primera sede fue inaugurada en 1974 y tras el incendio se tuvo que demoler por completo el edificio meses después de la catástrofe. Hasta la fecha sigue siendo un misterio la razón del incendio, y el número de víctimas; también se confirmó que en este acontecimiento se perdieron cerca de 6,506 negativos, 3,300 eran mexicanos; así como 2,300 guiones, 9,278 libros y revistas y dibujos originales de Sergei Eisenstein y Diego Rivera. Entre los negativos se perdieron películas de Juan Orol y de Manuel Álvarez Bravo, así como todo el archivo fílmico de Plutarco Elías Calles.
Indudablemente el incendio fue un duro golpe hacia el grupo artístico y fílmico mexicano, hay que tener en cuenta que la creación de la Cineteca Nacional fue pensada en consolidar una sede que más allá de exponer películas extranjeras que difícilmente llegarían a nuestro país, darían resguardo a los materiales originales del patrimonio fílmico de México, en otras palabras, el almacén de nuestra identidad nacional fílmica. Además, desde su creación se pensó en la difusión del cine para todo público, entre sus proyectos más conocidos fue Cine Móvil, donde a partir de 1976 camionetas Jeep eran equipadas y modificadas para dar giras por lugares remotos de México para ofrecer funciones.
En el mismo año del incendio se constituyó el Patronato pro-reconstrucción y recuperación de la Cineteca Nacional, la cual estuvo encabezada por Mario Moreno “Cantinflas” y Gabriel Figueroa. Este comité se dedicó a la reconstrucción de la nueva Cineteca en la -en ese entonces- Plaza de los Compositores, que es la actual sede en Xoco, pero también se encargaron de adquirir material fílmico, revisar el inventario de negativos pertenecientes, realizar una premier en el Cine Latino para recaudar fondos, y establecieron el 31 de agosto como el Día de la Cineteca Nacional. Esta nueva sede contaba con más salas de exposición, así como salas especializadas en la conservación de archivos fílmicos. Dicha obra alentaron los ánimos consumidos por el accidente de la primer sede, se mejoró la infraestructura y se apoyaron de estándares internacionales para asegurar lo mejor posible todos los archivos que alberga.
Dicha sede no tuvo ningún cambio significante durante 37 años, los viejos seguidores de la Cineteca Nacional aún recordarán la vieja sede -un tanto desértica-, donde hasta las palomitas eran hechas hasta el rincón del estacionamiento. Fue en el 2011 que el CONACULTA dio el comunicado del proyecto de remodelación, la cual ampliaría, actualizaría, dignificaría e impulsaría el espacio. Hoy todos conocemos la nueva sede e indudablemente hemos visto un aumento en la afluencia de asistentes.
Hoy en día la Cineteca Nacional ofrece una gran variedad de actividades y muestras fílmicas, es la sede que ha permitido la exhibición de cintas difíciles de ser programadas en otros espacios comerciales, además de que permite la exposición de documentales, nuevos creadores cinematográficos y cine de vanguardia, tanto nacionales como extranjeros.
Es por esta razón que quisimos hacer remembranza a la historia de la Cineteca Nacional, pocas personas tienen en cuenta sus raíces que se transformaron en cenizas, pero que dieron vida a un complejo mucho más ambicioso, el cual estamos seguros que aquellos fundadores estarían orgullosos. De una sede que inicialmente contaba sólo tres salas: “Salvador Toscano”, “Salón Rojo” y “Fernando de Fuentes”; hoy la Cineteca Nacional cuenta con 10 salas: “Jorge Stahl”, “Salvador Toscano”, “Fernando de Fuentes”, “Arcady Boytler”, “Matilde Lanceta”, “Roberto Gavaldón”, “Alejandro Galindo”, “Hermanos Rodríguez”, “Juan Bustillo Oro” y “Luis Buñuel”; además del Foro al Aire Libre: “Gabriel Figueroa”.
Actualmente posee más de 15,000 títulos tanto nacionales como extranjeros, así como acervos no fílmicos con 30,000 videos, 38,000 rollos bajo su resguardo y 330,000 materiales iconográficos. Además ha expandido su misión por diversos estados de la república, creando una red cultural fílmica con diferentes espacios y sedes, así como organizaciones y programas.
Sin duda la sede que nos permite estar en contacto directo con el cine y que a pesar de los problemas que ha vivido, ha superado las barreras interpuestas… y todo por el amor al cine. ¡Gracias, Cineteca Nacional!