Siempre Amber es un documental que recoge la vida de una chica de 17 años que no se identifica como mujer u hombre. Amber es una persona no binaria que se ha embarcado, junto a su amigue Sebastian, en un viaje vivencial mediante el que rechazan las imposiciones culturales sobre su identidad.
Por supuesto, la vida de Amber tiene altibajos. Las experiencias de elle y Sebastián sirven para exponer, concientizar y disipar prejuicios respecto a la comunidad queer. Esta visión y el contexto que se maneja en el documental es plasmado a través de la lente de las directoras Lia Hietala y Hanna Reinikainen.
Las realizadoras abren un espacio para desmenuzar los detalles detrás de esta obra, misma que ha llegado a México gracias a la iniciativa Cinema Queer que está disponible en la plataforma Filmin Latino hasta el 1 de noviembre con un gran compendio de metrajes. Por su parte, Siempre Amber estará disponible hasta el próximo 25 de octubre. No te la pierdas.
¿Cómo comenzó el viaje para ‘Siempre Amber’?
Hanna y Lia se conocen desde los 16 años. Sus caminos se volvieron a encontrar cuando se dieron cuenta que ellas se dedicaban al cine. Cada quien se desempeñaba en distintos ámbitos de la cinematografía, pero eso no fue impedimento para colisionar sus esfuerzos en un ejercicio documental sobre la identidad y su construcción desde la perspectiva queer.
“El tema evidente que se nos ocurrió fue hacer algo sobre la amistad. Queríamos retratar la construcción de la identidad. Era importante que la película tuviera una perspectiva queer. Faltan imágenes de las personas queer tanto en el cine actual como en la historia en general”, cuenta Lia sobre las motivaciones detrás del documental.
El contacto de las directoras con Amber y Sebastian
Cuenta Hanna que ella conoció a Amber y Sebastian cuando elles tenían entre 16 y 17 años de edad. El proceso de filmación y producción duró cerca de cuatro años, momento en el cual aprendieron un poco sobre la transición de las adolescencias no binarias pues los protagonistas alcanzaron lo 20 años hacia el final del documental.
“Conocí a Amber y Sebastian cuando yo estaba trabajando como asistente de dirección en una película de ficción. Eran parte del elenco de un grupo de jóvenes. Me parecieron super lindes, sentí que tenían una amistad muy simbiótica que significaba mucho para elles.
“Trabajamos durante cuatro años… Fue un proceso bastante largo en especial en esa época de su vida. Se crece mucho en ese momento porque nos volvemos adultos. Fue muy interesante seguir esos años de la vida de otra persona”, dice Hanna.
También puedes leer: Cinema Queer y Sopitas.com presentan el documental ‘Siempre Amber’
Un proceso retrospectivo
Los tiempos han cambiado respecto al tema de la inclusión. ¿Cómo habría funcionado un documental o una película del estilo de Siempre Amber en el pasado? Tanto Lia como Hanna hacen una regresión a sus primeras experiencias dentro de la identidad queer.
“El primer movimiento de mi identidad queer fue cuando fui a ver La Vie d’Adèle con mi novia”, dice Lia. “Esa película es muy problemática en muchas formas, pero es muy importante para mí. Eso fue cuando tenía 19 años… A los 16, yo tenía un grupo de amigos problemáticos con los que no podía expresar mi sexualidad. Fue hasta los 20 años cuando comencé a hablar abiertamente sobre esas cosas”.
“10 años parecen una vida. Solo les llevamos 6 años a Amber y Sebastian, quienes están creciendo en un ambiente muy distinto al nuestro. Es una de las razones por las que quisimos hace el documental: para retratar a la juventud queer en las grandes ciudades”, remata Hanna.
Las dificultades en la producción de ‘Siempre Amber’
Llevar a cabo un producto de este estilo no era tarea fácil. La relación entre Amber y Sebastian se quebrantó durante la grabación y eso significaba un cambio de planes constante que al final se pudo solventar. Así lo comenta Hanna, quien especifica un poco las dificultades en la elaboración del documental.
“Teníamos unos cuantos meses grabando a Amber y Sebastian cuando terminaron su amistad. Creímos que íbamos a terminar haciendo un corto… Dijimos ‘Ok, esto no va a suceder. Llegamos a pensar que debíamos parar la película. Hablamos con Amber y ella dijo que quería seguir el rodaje. Quería que se contara la historia. Nos sorprendió esa madurez por parte de ella.
“Siempre fue difícil saber qué pasaba con Amber. Nos encontramos en situaciones donde nos preguntábamos a dónde nos llevaba esto. El problema era saber con qué acabar la película. Queríamos que Amber y Sebastian se reencontraran, pero no dependía de nosotras. A nivel personal, lo deseábamos porque Amber y Sebastian se necesitan mutuamente… Tuvimos el mejor final para el documental”.