Por: Luis Alberto Valis

¿Cómo igualas a un clásico? Esta debe de ser la pregunta que varios productores, directores y actores se hacen al momento de acercarse a una película que funcione como secuela o remake de un filme denominado “Vaca Sagrada”.

Este es el caso de Blade Runner 2049, secuela del clásico de 1982 y obra maestra de Sir Ridley Scott que al fin ha llegado a nuestros cines… después de 35 años. En todo ese tiempo, tanto la industria como los fans se estuvieron cuestionando si una secuela era necesaria.

Por un lado, el final de Blade Runner era muy ambiguo, dejando la historia de Rick Deckard abierta a una secuela. Pero por otro lado, los fans consideraban que hacer cualquier cosa añadida a la película sería un sacrilegio. Vaya, incluso las muchas versiones del filme original están peleadas en este aspecto. Sin embargo, Denis Villenueve se alzó los pantalones y dijo “ahí les voy”, dándose a la tarea de realizar una de las secuelas más polémicas de la historia del cine.

Tuve la oportunidad de ver Blade Runner 2049 un día antes de su estreno. Completamente incrédulo desde el momento en que escuche la noticia sobre la realización de esta película, el desarrollo y adelantos de la misma me hicieron emocionarme por ver la visión del director canadiense, quien se ganara el reconocimiento de la industria y el público con su filme de extraterrestres, Arrival.

Antes de que empezara la función, se nos dio un mensaje del mismísimo Villenueve, mismo que se dio en todas las funciones de prensa alrededor del mundo. En este mensaje nos pide que no digamos nada que no haya sido visto en los tráilers y adelantos, ya que él quiere que la gente se sorprenda de lo que verá en pantalla, llegando con la menor información posible.

Personalmente, sentí que está petición era algo exagerada, ya que cómo hacer una reseña sin hablar de los puntos importantes de su trama. Pero en cuestión de minutos me di cuenta del por qué de su petición. Cada evento en la película es un rompecabezas que, al irse armando, crea uno aún mayor. Por lo mismo, no les diré nada acerca de la trama de la película. En su lugar, me enfocaré en su atmósfera, música y actuaciones.

Desde que la película comienza, nos encontramos ante escenas brillantemente filmadas, con grandes escenarios que nos pintan un mundo mucho más grande que el filme de 1982. Mientras que en Blade Runner todo se limitaba a los bordes de la ciudad de Los Ángeles, en esta nueva película recorreremos amplios y áridos campos donde la podredumbre impera y solo los carroñeros sobreviven.

La falsa utopía del Dr. Tyrell es aún más apocalíptica 35 años después. Ahora, tanto Replicants como humanos son víctimas de la segregación y la discriminación. Han quedado muy lejos las imágenes de una ciudad llena de luces de neón y maravillas futuristas.

Nos encontramos con escenarios más cercanos a la realidad con calles sucias y un cielo gris cubierto de neblina. Mientras que en el filme original casi todo ocurría bajo el oscuro abrigo de la noche, en Blade Runner 2049 las acciones se llevan principalmente en el día, bajo una luz gris y nebulosa. Curiosamente, este contraste de tonos acentúa lo mal que el mundo está en el año 2049.

Algo que muchos temíamos era la saturación del CGI, cosa prácticamente inexistente en el filme original. Pero Denis Villenueve nos asegura que todos los escenarios fueron creados a la antigüita, dejando la computadora a un lado en varias escenas.

Ahora, vámonos para su apartado musical. Utilizando varios tonos tecnológicos y melodiosas tonadas, el soundtrack producido por Vangelis sigue siendo tan impresionante como en 1982:

Y para Blade Runner 2049 se hizo un increíble esfuerzo para replicar el espíritu del original. Sin embargo, la música se ve un poco manchada por uno de los más grandes males en las orquestaciones fílmicas… Hans Zimmerman.

No me malentiendan, Zimmerman es un grandioso compositor y es muy fácil entender por qué es el compositor más codiciado. Pero escuchar sus característicos estruendos a la mitad de la música tecnológica al estilo de Vangelis, le da en toda la torre a muchas escenas que funcionarían mejor con un tono más moderado.

Lamentablemente, no podré ampliarme como quisiera al hablar de los personajes que habitan el mundo de Blade Runner 2049. Ryan Gosling y Ana de Armas son los personajes con quienes pasamos más tiempo. Ellos dos son la manera en la que el filme nos introduce su filosofía: ¿qué es estar vivo?, ¿las memorias nos definen?, ¿qué es el amor?

En esta ocasión, la inexpresiva y perdida mirada de Gosling hace maravillas al darle vida a K, Blade Runner que se verá en el centro de una gran conspiración. Igualmente, Silvya Hoeks nos entrega una apasionante interpretación que raya entre lo elegante y lo psicópata.

Lamentablemente, no se puede decir lo mismo de los demás personajes, quienes simplemente sirven para que la trama se siga moviendo. Aunque nadie peor que Jared Leto, quien simplemente esta… ahí. Llega un punto en el que se te olvida que su personaje existe, lo cual es bastante malo si tomamos en cuenta lo importante de su papel en el desarrollo de la trama.

Eso sí, Harrison Ford se la rifa como un viejo y sobre todo, más amargado Rick Deckard, quien nuevamente se ve forzado a inmiscuirse en los asuntos de los Replicants. Aunque hay que admitir algo que nos duele un poco… el Sr. Ford ya está bastante viejo. Pero eso no quita que su participación es memorable y muy importante para el desenlace de la película.

Y hablando de cosas de antaño, Blade Runner 2049 es una carta de amor para la original. Infinidad de guiños y escenas casi sacadas del filme de 1982 invaden el magistral trabajo de Villenueve, quien se ve que tomó nota de las impresionantes tomas panorámicas que Sir Ridley Scott utilizó para apantallarnos con su visión del futuro:

Es aquí en donde llegamos a la parte más criticable de la película. Sin lugar a dudas, es necesario haber visto el filme original para disfrutar al máximo de Blade Runner 2049. Sin haber visto la primera película, muchos de los momentos más asombrosos y que te dejan con la boca abierta, seguramente te dejarán rascándote la cabeza.

Esto puede tener dos resultados diferentes. Crearte curiosidad y hacer que veas la primera película o que la confusión causada por las menciones y apariciones de personajes que parecieran ser importantes, pero que sólo salen unos cuantos segundos, hagan que la película te sea tediosa.

Aún así, Blade Runner 2049 tiene algo que es mejor que la original. A pesar de durar casi tres horas, nunca hay un momento que se haga tedioso, manteniéndote al borde de la butaca con todos sus giros argumentales. Sé que querrás quemarme vivo por lo que voy a decir a continuación, pero, vamos, tienes que admitir que Blade Runner puede ser una película muy pesada y a veces, aburrida.

En fin, sin lugar a dudas Blade Runner 2049 se ha ganado todas las reseñas positivas que le han llovido, ya que su espectáculo visual se ve aderezado con un increíble soundtrack, personajes carismáticos y una historia simple, pero cargada de simbolismos e ideas profundas. Eso sí, te recomiendo ampliamente que veas el filme original antes de ir a ver Blade Runner 2049.

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