¿¡Cómo se atreven a realizar una nueva versión de Ben-Hur!?, dijeron muchos cuando se enteraron de los planes que Paramount Pictures tenía de revivir este clásico cinematográfico protagonizado por Charlton Heston, Stephen Boyd y Jack Hawkins, que en 1959 se llevó 11 premios Oscar.

Basada en una novela homónima que Lewis Wallance escribió en 1880, la Ben-Hur de 1959 fue un éxito a nivel mundial.

Ahora, bajo la dirección de Timur Bekmambetov, llega al cine una nueva adaptación cinematográfica de Ben-Hur, que salvo algunas pequeñas variantes tiene una trama muy similar a la de 1959.

Ben-Hur narra la épica aventura de Judá Ben-Hur (Jack Huston), un príncipe falsamente acusado de traición por Messala (Toby Kebbell), su hermano adoptivo y oficial del ejército romano. Despojado de su título, separado de su familia y de la mujer que ama (Nazanin Boniadi), Judá es esclavizado. Después de años en el mar, Judá regresará a su tierra natal para buscar venganza.

Debemos aceptar que cuando fuimos a verla teníamos pocas expectativas, quizá provocadas por la idea de que el resultado final estaría muy por debajo del Ben-Hur original. Y ese es fue nuestro primer error, querer comparar ambas películas, pues aunque escenifican un mismo drama fueron filmadas en distintas épocas, haciendo que los ritmos narrativos sean diferentes. Por ejemplo, podemos hablar mil maravillas de la trilogía original de Star Wars, pero tampoco podemos negar que si ahora la vemos de nuevo, las películas nos parecerán lentas y un tanto obsoletas.

Esta nueva Ben-Hur mantiene la esencia de la cinta protagonizada por Heston, pero con un timing y efectos especiales que la vuelven una aproximación bastante digna y con alma propia.

Con actuaciones sólidas y convincentes, apuntaladas por Morgan Freeman (no, no sale en el papel de Dios pero sí en el de un anciano greñudo-sabio-buena onda), esta película cumple en casi todos los campos y tiene una manufactura impecable.

Los efectos especiales están bien realizados pero a la vez son bastante sobrios y no se sienten exagerados. Incluso podemos decir que el CGI se usa sólo como un recurso y no como un todo. Por ejemplo, varias escenas de la competencia romana se rodaron con caballos de verdad, algo que sin duda le aporta mayor realismo a la trama.

Muchos pensaron que una película ubicada en la Jerusalén romana y con tintes bíblicos podría resultar poco atractiva para las nuevas generaciones y no es así, esta nueva Ben-Hur es emotiva, espectacular y llena de acción, tanto que son varios los momentos en los que te mantendrá al filo de la butaca.

Conclusión: El Ben-Hur de Bekmambetov sin duda es un remake digno, una buena opción para que las nuevas generaciones se aproximen a las películas de corte épico.

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