Dejen lo que están haciendo que  ‘La Reina Roja’, conocida como la Serpiente Emplumada llegó a tierra Azteca y estará expuesta en el Templo Mayor desde el pasado viernes hasta el nueve de septiembre. Se trata de uno de los hallazgos mayas más importantes de México. Más que las joyas preciosas con las que fue enterrada, la visita a la reina ‘Tz’ak-b’u Ajaw’,  es hacer un recorrido a nuestro origen, cultura, tradiciones y evolución.

El sarcófago con una serie de inscripciones jeroglíficas y retratos históricos  que data de hace mil trescientos años, revela la alta jerarquía que tenía la ‘Reina Roja’, en la civilización maya. Fue descubierta en Palenque, Chiapas en 1994 por Arnoldo González. La osamenta de una mujer de 50 a 60 años, estaba  cubierta con máscara, diadema y otros accesorios de jade y metales preciosos, se convirtió en el enigma a descifrar para los antropólogos de la Escuela Nacional de Antropología.

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El cuerpo luego de que fuera enterrado en la tumba como toque final, los mayas le rociaron un mineral en polvo de color rojo, de ahí es donde toma el nombre. Pero armar el rompecabezas de la tumba descubierta en el Templo XVII de Palenque tomó poco más de un par de décadas. El restaurador Juan Alfonso Cruz consiguió armar la máscara de malaquita. Después, el especialista Constantino Armendáriz reconstruyó el pectoral, la diadema y el tocado del ajuar.

 “Se logró que el ajuar, aunque todavía no está completo, está exhibido muy aproximado a cómo debería estar representado”, explica Miguel Ángel Vázquez, director del Museo de Palenque.

Tras una serie de esfuerzos conjuntos entre antropólogos mexicanos, ahora se sabe que la Reina Roja fue enterrada con siete piezas: máscara, diadema, collar, pectoral, tocado, concha y figurilla, que se han colocado sobre un maniquí de fibra de vidrio, lo que permitió descubrir que la Serpiente Emplumada’, medía 1.54 cm de altura.

Las inscripciones en el sarcófago, permitieron saber luego de 24 años, que Tz’ak-b’u Ajaw, era consorte del Rey Pakal, el gobernador más importante del periodo clásico de la cultura maya. Encargada de preservar el linaje Pakal, fue madre de Kan B’alam y K’inich K’an Joy Chitam, gobernantes sucesores.

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Una leyenda, cuenta que el Rey Pakal era una deidad que esperaba reencarnar en la serpiente emplumada, en el frente de su lápida, hallada en el Templo de las inscripciones,  está escenificada la serpiente con plumas,  cuya traducción al maya es Kukulcán; de ahí que la ‘Reina Roja’ sea relacionada con la serpiente emplumada.

 “Este es uno de los muy pocos casos en Mesoamérica en donde se puede asociar la iconografía con los hallazgos”, apunta la arqueóloga Patricia Ledesma, directora del Museo del templo Mayor.

La disposición de la tumba de la Reina Roja arroja  información sobre su importancia. Su entierro, fue simbolizado de manera muy similar  a la del Rey Pakal, una antecámara en el Templo de los guerreros, al lado de su tumba, se encontraron los restos de dos de sus súbditos, quienes fueron sacrificados para acompañarla en su viaje al Xilbalbá, el inframundo maya.

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Las ofrendas colocadas en el cuerpo de la Reina Roja, 1,140 piezas de piedra jadeíta, piedra caliza y conchas, muestran que los mayas preparaban a sus muertos para un recorrido interminable por el inframundo.

 “A diferencia de las creencias europeas, el ancestral pensamiento maya no considera al hombre como un individuo compuesto de cuerpo y espíritu, sino como una parte constitutiva del mundo circundante, al que se encuentra unido de distintas formas”, señala el arqueólogo Arnoldo Gónzalez.

El ENAH y las autoridades de Palenque, concedieron en calidad de préstamo la osamenta restaurada de  Tz’ak-b’u Ajaw, luego de que fuera exhibida en Los Ángeles y Nueva York, esta es la primera vez que la ‘Reina Roja’ visita la Ciudad de México y lo hará por un breve periodo antes de volver a Palenque, por lo que hacer antesala a la exposición “La Reina Roja, el viaje a Xilbabá’ se vuelve obligatoria.

 

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