Abraham Cruzvillegas, nació en la zona del Ajusco en 1968, para ser más exactos en una de zonas que encontraron su fortuna y expansión durante los setenta y ochenta.

Hoy Cruzvillegas es uno de los artistas más importantes en la actualidad, exponiendo su trabajo en galerias y museos como el Walker Art Center de Minneapolis, el New Museum de Nueva York, el Centro Popidou en París, la Haus der Kunts de Munich, así como en el Museo de Arte contemporáneo de Los Angeles.

Su obra, compuesta en su mayoría por esculturas, dibujos y grabados, encuentra en “Autoconstruccion” el contexto perfecto para mostrar la manera en la que los individuos, los paisajes, las colonias y las propias metrópolis nos vamos formando y adaptando, invitando a la reflexión sobre las estructuras y su constante transformación, la disponibilidad y uso de materiales, así como el ingenio y la capacidad de improvisación al servicio de las necesidades emergentes, incorporando materiales que nacen en su mayoría, a través de productos reciclados. Y probablemente sea ‘Autoconstrucción’ su obra más recordada alrededor del mundo.

Sin embargo, a partir del mes de Octubre, en el Turbine Hall de la Tate Modern Gallery de Londres, espacio habitualmente reservado para grandes artistas como Louis Burgeois, Anish Kapoor o Ai WeiWei, se puede apreciar “Empty Lot”, una intervención de Abraham Cruzvillegas que abarca los más de 150 metros de longitud que alberga la sala principal de la Tate Modern, en donde el artista mexicano ha montado dos grandes plataformas triangulares, mismas en las que Cruzvillegas ha dispuesto a su vez 240 macetas triangulares construidas de madera, en las cuáles se ha colocado tierra tomada de diversos parques y áreas de Londres, desde la granja de Spitafields, pasando por Regents Park, Hampstead Heath, Greenwich Park, Barbican Estate Gardens y Primrose Hill, hasta de los propios jardines del Palacio de Buckingham.

La idea de Cruzvillegas es justamente demostrar la ‘Autoconstrucción’ y adaptación que va sufriendo cada uno de estos pedazos de Tierra, en los que no se ha sembrado nada, y por el momento nadie puede predecir sus resultados. Es decir, habrá triángulos donde puedan crecer plantas, hongos o vegetales, habrá otros donde no ocurra absolutamente nada durante los seis meses que durará la intervención del mexicano en esta galeria, reflexionando en la incertidumbre, y sobre todo en la esperanza, en la adaptación y en la imprevisibilidad, invitando a los asistentes a ver el cambio y la transformación de este espacio semana a semana.

De esta forma, el “Lote vacío” de Abraham Cruzvillegas, ofrece un refugio y una muestra tangente de la forma en la que partiendo de la nada, cualquier cambio siempre puede suceder.

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