Si alguien pone en duda la cualidad artística del cine, simplemente se le debe mencionar a Abbas Kiarostami, el director posmoderno de origen iraní que desafío los límites del arte cinematográfico al crear una narrativa propia que se ha convertido en un ejemplo a seguir para todos los creadores y una razón para amar el cine a todos los cinéfilos.
Y como última prueba después de un sinfín de cintas hermosas y trascendentes (porque no hay palabra suficiente para describirlas), llega 24 frames, la última de este director que logró terminar antes de su muerte en 2016. A través de Janus Films, una distribuidora especializada en películas e arte, esta cinta podrá llegar a los cines después de haber sido estrenada el año pasado en Cannes.
En el tráiler descubrimos que 24 frames es un último experimento cinematográfico que al igual que los trabajos pasados del director, con la diferencia que no tiene una narrativa establecida, definen la separación entre la realidad y el sueño.
“Es una serie de planos elaborados gracias a la fascinación que sintió toda su vida por la fotografía. Compuesta de 24 (y medio) minutos de planos –todos manipulados digitalmente, cuadros fijos de una escena de la naturaleza– 24 frames hace que el último trabajo de Kiarostami evoque los momentos del antes y después de que una imagen sea capturada para explorar la delgada línea entre la belleza natural y la artificial”.
Kiarostami es el responsable de “La trilogía de Koker” compuesta por ¿Dónde está la casa de mi amigo?, Y la vida continúa y A través de los olivos del 87, 91 y 94, respectivamente. Estas cintas, por su complejidad, hicieron que el director obtuviera reconocimiento mundial. Unos años después llegó con otros tres filmes que lo establecieron, definitivamente, como uno de los creadores más importantes de la historia del cine: Primer plano, El sabor de las cerezas (la más conocida) y El viento nos llevará en la década de los 90.