Este martes 13 de septiembre, a los 91 años de edad, murió el cineasta francés Jean-Luc Godard, conocido como el padre de la Nouvelle Vague. Uno de los personajes del cine más icónicos e importantes que no sólo dirigió varios filmes determinantes, sino también fue crítico e historiador. AQUÍ la noticia.
Jean-Luc Godard llevaba más de 60 años siendo uno de los directores de cine más influyentes. Desde que comenzó su carrera en la década de los 60, exactamente, se conviritó en un nombre o elemento básico para comprender los alcances del cine no sólo como una forma de entretenimiento, sino como una declaración que cubre todas las etapas de los humanos como individuos y su capacidad de desarrollarse en sociedad.
Su genio radicaba, en gran medida, en que no recurría a una historia que fuera evidente o apunte al tema que quiera abordar, sino en su capacidad de experimentar con imágenes o secuencias y desarrollar toda una historia y narrativa que, como mencionamos, lo ha hecho un director que explora todas las posibilidades del cine. El Godard del nuevo milenio, alejado de sus primeros trabajos, se describría más “humano”.
Esa palabra, “experimentación”, es la que precisamente lo describió en tiempos más recientes como un cineasta necesario que se debía repasar una y otra vez, todas sus etapas y sus distintas visiones del hombre que convirtieron a Anna Karina en su primera musa, para luego dar paso al lenguaje como su único amor.
Así que para recordar al maestro, por acá les dejamos una –corta e injusta– lista de películas de Jean-Luc Godard que se deben ver para reconocer su lugar en la historia del cine.
Adieu au langage
Este es uno de los últimos ejercicios experimentales de Godard. La película, en realidad, es indescifrable, pero obliga a quien la ve a realizar un esfuerzo por comprender qué es lo que realmente significa la imagen de un perro, o qué es lo que quiere decir.
En 2014, ya entrado en sus 80 años, el director dio un testimonio nada personal de cómo la muerte del lenguaje, de manera metafórica, supone la muerte del humano. Y con muerte del lenguaje se hace referencia, de manera muy subjetiva, a la evolución de las diversas formas del lenguaje o cuando se dicen, pero no significan nada.
À bout de souffle (Sin aliento)
Para muchos, siempre hay un antes y un después de un filme. Basta mencionar Ciudadano Kane de Orson Welles para entender la diferencia entre lo que se hizo antes de 1941 cuando el cine todavía se descubría con sonido, y lo que sucedió después.
Uno de esos filmes es el debut de Godard de 1960 bajo el título de Sin aliento, con Jean-Paul Belmondo y Jean Seberg en el protagónico. La libertad es una de las cualidades más grande de esta cinta, mismas que se proyectan no en el protagonista, sino en la posibilidad de ver a alguien como Belmondo en una cinta que sigue a un matón que quiere convencer a una americana de tener relaciones sexuales con él.
Vivre sa vie (Vivir su vida)
Anna Karina protagonizó un número considerable de películas de Godard que la llevaron, en la realidad, a convertirse en su pareja. Nacida en Dinamarca, Karina encontró la fama y la oportunidad de convertirse en actriz en Francia con el director francés.
Y algo “similar”, sucede en esta cinta con el personaje principal: una mujer que deja su país y su familia para convertirse en actriz que termina siendo, por necesidad, una trabajadora sexual.
En 1962 el tema no había sido abordado con la lectura de Godard y por eso sobresale. Pero lo que lo convierte en un básico de su filmografía, es la forma poética en que aborda esa necesidad de la protagonista y su sufrimiento, reflejado cuando va al cine a ver La pasión de Juana de Arco de 1928.
La Chinoise
El 16 de mayo de 1966 comenzó la Revolución Cultural China que dio paso, de alguna manera, a todas las declaraciones contraculturales que se dieron en el mundo por parte de los jóvenes, sobre todo en la Francia de 1968.
Así que no fue de extrañarse que Godard tomara esa primera manifestación del 66 para que un año después se fuera a filmar La Chinoise. Con esta cinta, entró de lleno al cine que examina la condición humana en sus dos formas más básicas y necesarias entre sí: la social y la política.
Con un grupo de jóvenes revolucionarios, el director se va por todos los huecos intelectuales y anímicos de una transformación como la que se dio un año después de estrenada la cinta.
Une femme mariée (Una mujer casada)
En 1964 Godard no estaba en la cima de su carrera a pesar de ya haber comenzado con una doble reputación que lo seguiría toda su vida: de genio… pedante. Su octavo filme, Una mujer casada, pasó de largo para muchos a pesar de que convergieron varios elementos filosóficos y poéticos que no eran evidentes a simple vista, pero que siempre estuvieron ahí.
El matrimonio fallido de Charlotte y Pierre, interpretados por Sacha Meril y Phillippe Leroy, dan paso a que se toquen temas como la proyección de la mujer en los medios a partir de la industria de la moda, lo que desata un acto de infidelidad por parte de la mujer con un actor mientras su esposo ni siquiera parece comprender la vida que comparte con ella.
Une femme est une femme (Una mujer es una mujer)
Con esta cinta de 1961, hay de dos para los espectadores: o lo amas o lo odias totalmente. El poco apego a la realidad en el personaje principal de Angela, llevada por Anna Karina, lleva al límite no sólo a su novio con quien vive mientras ella trabaja en un club nocturno, sino a la audiencia que no termina de comprender una actitud infantil por parte de la protagonista.
Los toques musicales de esta cinta, ahora, una de las más destacadas en la filmografía de Godard, rompen con la forma tradicional de narrar un filme. Sin duda, esta cinta es una de las más mencionadas por la fuerte presencia de Karina en un personaje que parece simple, pero es más complejo conforme se revela la cinta.
Masculin Fémenin (Masculino, femenino)
Disponible en MUBI
Esta película de 1966 demostró una vez más que Godard siempre sintió cierta fascinación con los elementos que formaban parte de la industria del entretenimiento francesa, muy alejada siempre de las características que componen a Hollywood, por mencionar la meca del cine y los artistas.
Masculino, femenino es una de las películas más reconocidas de Godard por reflejar la Francia de la segunda mitad del siglo XX y la juventud de la época en un año que los preparaba para una transformación reflejada en personajes icónicos de la cultura francesa e internacional.
La narrativa de Godard en esta cinta, de acuerdo con algunos expertos, fue novedosa y disruptiva al grado de integrar elementos meramente televisivos en un formato para el cine, ¿y no es acaso que ahora sucede lo contrario con las producciones originales de las plataformas de streaming?
Pierrot le Fou (Pierrot el loco)
Godard nunca se apegó a ningún tipo de realismo, ni siquiera a una que presentara elementos ficticios. Muchas de sus cintas como Una mujer es una mujer, se iban al límite de la ficción al grado que los personajes parecen no tomarse en serio nunca.
Y una de ellas, quizá la más representativa de esta forma extraña de contar una historia, es Pierrot le Fou de 1965 con el gran Jean-Paul Belmondo en el protagónico y Anna Karina como su compañera en una serie de cuentos que parecen no tener ni pies ni cabeza.