Vivimos en uno de los países con más diversidad, en todo sentido, del mundo: sabemos que rincón a donde vayas, vas a encontrar ofertas únicas que difieren del estado vecino. La comida, la gente, el acento, la manera de hablar, el clima y hasta el ambiente social es bien distinto a lo largo y ancho de nuestra República, ofreciéndonos un sinfín de actividades y atractivos que tenemos al alcance de nuestra mano.
No necesitas pasaporte, visa o ningún otro requerimiento que sobrepase un presupuesto mínimo para disfrutar de una escapada de un día, una semana o hasta un mes, que te dejará con ganas de agarrar carretera más seguido.
Primero lo primero: ¿qué se necesita para armar el roadtrip?
Si las ganas de viajar ya las tienes, entonces lo que necesitas es un auto y lo mejor que te puede suceder es que tu auto tenga el espacio y la conectividad para sentirte a gusto, con libertad, cómodo y seguro durante el viaje. Hay autos que tienen la ventaja de tener pantallas en el tablero y así hacer más fácil la lectura al momento de usar Waze, por ejemplo, para guiarte en tu ruta.
Usualmente este tipo de autos también te brindan la conectividad con tu smartphone, tablet o demás gadgets para poder escuchar música, cambiar de ruta tan solo con tu voz, consultar el clima o demás detalles que te dan súper ventaja para el viaje (además es un súper plus si tienen un cajuelón).
Siempre asegúrate de los estandares de seguridad y checar antes de agarrar carretera: pasar a la gas a checar niveles básicos como el de las llantas, frenos ABS, bolsas de aire, aceite, anticongelante, control eléctrico de estabilidad y que el tanquecito de agua esté al tiro, te puede salvar de un retraso y arruinarte toda la experiencia. Más vale prevenir y estar siempre seguros en el camino…
Si ya tienes las ganas y el auto, entonces sigue el presupuesto. Toma en cuenta siempre llevar efectivo por cualquier imprevisto. Aunque las tarjetas recargables (y precargables) con saldo para pagar casetas son un súper paro y te ahorran filas, no en todas las carreteras se acepta este tipo de pago, así que ve preparado con dinerito por si te topas con una de ellas.
Bueno, ¿ya tienes las ganas, el auto, el presupuesto, pero no sabes a dónde irte? ¡Para eso nos pintamos solos! Si eres un aventurero inquieto que busca siempre destinos y experiencias nuevas, acá te va nuestro top de lugares que necesitas conocer por carretera en México:
1. Casitas, Papantla, Veracruz
El Estado de Veracruz lo tiene todo, y aunque en los últimos años ha brillado por sus desgracias, no olvidemos que es cuna de artistas, tradiciones, gastronomía y lugares arquitectónicos muy relevantes para el cúmulo cultural e histórico de nuestra nación. ¿Qué lo hace especial? Sus playas no son aguas cristalinas ni sus arenas son blancas como las del caribe, pero en Casitas podrás gozar algo que le compensa en estos faltantes: aislamiento absoluto.
Dentro de este pequeño poblado, que además se encuentra a pocos kilómetros de la Zona Arqueológica de Tajín, hay opciones de alojamiento sencillos pero con todas las comodidades de un hotel boutique único. En muchos lados de la zona ni siquiera hay señal, así que es el destino perfecto para olvidarte del ajetreo y estrés de tu día a día; para sumergirte en un buen libro, gastronomía local fresca y deliciosa, y una piña colada.
En tu roadtrip hacia este paradisíaco destino, podrás disfrutar de cemitas Poblanas, café de Coatepec y finalmente mariscos frescos de la región a tu llegada.
2. Sayulita, Nayarit
No es una playa virgen, pero bien podría pasar por una. Sayulita es de esas joyas que albergan las costas del Pacífico que aún no están tan explotadas ni tan visitadas por grandes cantidades de turistas. En esta playa, las aguas tienen un color esmeralda, y arenas casi blancas, con vistas imperdibles sobre altos peñascos, muy distintivos de esta costa.
Además de contar con resorts y hoteles que van desde lo más sencillo, hasta la más alta calidad y lujo de Spas, en su atractivo están los Campamentos Tortugueros, donde podrás ser parte de la liberación de tortugas recién nacidas hacia el mar ¡una joyota!
3. Puerto Escondido, Oaxaca
Sí, hay opción de aeropuerto, pero la experiencia no estaría completa sin el roadtrip por la Sierra Oaxaqueña. Con unos paisajes dignos de hacerle su propio Instagram, uno de los atractivos de tomar la carretera por la Sierra es la casa de María Sabina, ubicada en la carretera que lleva su mismo nombre.
Puerto Escondido se está catalogando rápidamente como una de las playas no comerciales más visitadas del sur del país; y es que si bien no es un lugar de grandes hoteles ni centros de entretenimiento, no faltan los bares, restaurantes y demás opciones para pasar una tarde agradable -o desenfrenada, si así se las toman- solo o con amigos.
Camino a las costas Oaxaqueñas, también puedes pasar a Puebla por una clásica pasita, Chiles en Nogada y visitar la pirámide con el asentamiento más grande del mundo en Cholula, que alberga el “Mural de los Bebedores”. Antes de llegar a la playa, puedes pasar una noche en la Ciudad de Oaxaca, donde las artesanías de barro negro están en cada esquina y su increíble Centro Histórico alberga restaurantes con comida típica y bares con el más clásico estilo mexicano.
4. San Miguel de Allende, Guanajuato
Será el clásico para las bodas, pero también es un nuevo clásico para los viajeros que se quieren alejar de la fiesta desenfrenada y se quieren acercar a la cultura, las artes y alojamientos de primer nivel para relajarse.
Ubicado en el altiplano central del país, este alguna vez Pueblo Mágico y ahora Patrimonio Cultural de la Humanidad, es una postal viviente, habiendo sido nombrada por varias publicaciones como una de las mejores ciudades del mundo no solamente por su belleza arquitectónica, sino por tener de las más altas calidades de vida en el mundo gracias su calidez en el servicio, limpieza y aportación cultural.
La historia de San Miguel de Allende bien puede ser la misma que la de nuestra Independencia como nación, ya que aquí se gestaron todas las juntas furtivas de nuestros héroes para hacerla posible, así que si buscas una experiencia que te re-conecte con tu tierra ¡aquí está el pan!
Si sales de la Ciudad de México, en tu recorrido (que será aproximadamente de unas módicas 4 horas) puedes irte a comer a Querétaro unas enchiladas Queretanas, conocer la peña de Bernal o si viajas por ahí de mayo o junio, darte una vuelta a Tequisquiapan a la Feria Nacional del Queso y el Vino. Si te vas un poco más al norte de tu destino, puedes lanzarte al Museo de las Momias de Guanajuato o aventarte la escalada al Cerro del Cubilete.
5. Bacalar, Quintana Roo
¿Te la quieres aventar de a valientes? Si lo que realmente quieres vivir es la experiencia de contar con tu auto, tus ganas de perderte un buen rato en una playlist y llegar a destino “relajación”, entonces el extremo sur del país te está esperando.
En un viaje de aproximadamente 17 o 18 horas (de corrido), tendrás tiempo de pensar hasta en el futuro de tu siguiente vida; cavilar sobre tu existencia y la inmortalidad del cangrejo, si es que decides irte solo, o bien, realmente bondear con tus mejores amigos.
Por supuesto, está la opción de tirártela en un solo día, pero dado que es tu auto y son tus planes, bien podrías ir haciendo escalas para conocer gran parte del sur del país.
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Ya lo hemos mencionado, pero sin duda Veracruz bien podría ser tu primer parada. Ya sea que decidas conocer sus playas en Antón Lizardo, una zona que a penas se está poblando y donde podrás comer tanto mariscos como fritangas mantecosas deliciosas, como sus clásicas empanadas o volovanes (¡hay de jaiba!), o bien parar en Córdoba, poblado que ha sido modernizado últimamente y que se encuentra en las faldas de las Cumbres de Maltrata, teniendo una vista privilegiada desde su nuevo teleférico.
Ya descansado y levantándote bien tempranito, tu siguiente parada podría ser uno de nuestros Patrimonios Mixtos de la Humanidad: Calakmul, ubicado en el centro de la Reserva de la Biosfera de Calakmul, en Campeche, donde hay varias opciones de hospedaje ecoturista muy cerca de ahí, para que recorras las 6,000 estructuras que componen las ruinas de esta ciudad Maya, perdida en 70 kilómetros cuadrados.