Este 14 de septiembre, hace 100 años, en 1920, nació en Paso de los Toros, Uruguay, uno de los escritores y poetas más representativos de toda Latinoamérica: Mario Benedetti. Tal vez, el autor más citado cuando se trata de dedicar poemas de amor; versos que él escribió especialmente para la persona más importante de su vida: su esposa, Luz López Alegre.

El beso que enamoró a Benedetti

El escritor uruguayo conoció a Luz cuando aún era adolescente. El acto que tomó ella, y por el cual quedaría totalmente enamorado, se produjo en un mal momento de salud para Benedetti: la ocasión en que enfermó de tifus. Pero para entender cómo sucedió todo, tenemos que retroceder algunos años.

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Foto: Fundación Mario Benedetti.

De acuerdo a Alejandro Herrán Bárcena, uno de los principales biógrafos del poeta y citado por La Jornada, cuando solo tenía 15 años, comenzó a trabajar en la empresa Will L. Smith, que fabricaba repuestos para automóviles. Aquí ocupó los cargos de contador, cajero, taquígrafo y vendedor; hasta que, en 1939, decide marcharse a Buenos Aires, Argentina, como secretario-asistente del líder de la Escuela Raumsólica de Logosofía, aunque por un sueldo muy bajo.

Este periodo de su vida sería importante para que se formara como poeta. Sí, leía poemas de Baldomero Fernández Moreno y se percató que también podía escribir algunos versos. Por ello, empezó a hacerlo y a mandar sus creaciones a Luz.

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Foto: Fundación Mario Benedetti.

Al vivir en muy malas condiciones, y decepcionarse de trabajar en esta escuela, Benedetti decidió regresar a Montevideo, Uruguay, donde consiguió un cargo como funcionario dentro de la Contaduría General de la Nación. Sin embargo, al poco tiempo, el escritor enfermó de tifus.

Con dos meses de fiebres y diarreas, que incluso provocaron que perdiera 14 kilos, Luz decidió ir a visitarlo a su casa y besarlo, en aquellos labios resecos y sin importarle que podría contagiarse: “Hasta el momento, yo no había creído que fuese tan tierna, inconsciente y osada”, diría en alguna ocasión. Finalmente, en 1946, Mario Benedetti y Luz López se casarían y vivirían enamorados durante 60 años.

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Foto: Fundación Mario Benedetti.

El exilio: La separación forzada de Mario y Luz

Tras años de trabajo en diferentes medios impresos, de publicar libros de cuentos, poesía, e incluso una de sus novelas más representativas: La Tregua (1960); además de incrementar su participación en la política liderando, por ejemplo, el Movimiento de los Independientes del 26 de marzo; Mario Benedetti tuvo que exiliarse de Uruguay tras el Golpe de Estado, el 27 de junio de 1973.

Según Remedios Mataix, de la Universidad de Alicante, el poeta renunció a su cargo como docente y abandonó su país por sus posiciones políticas, llegando a ausentarse aproximadamente 12 años en países como Argentina, Perú, Cuba y España, dando también comienzo a lo que llamó el “desexilio”: importante etapa de su vida y de su literatura con libros como La casa y el ladrillo (1977).

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Foto: Fundación Mario Benedetti.

Aunque, quizá, lo que más le dolió de dejar Uruguay, fue apartarse de Luz, quien tuvo que quedarse para cuidar a las madres de ambos. Entre la separación forzada y algunos encuentros, Benedetti regresaría finalmente hasta 1985.

Tal vez, donde expone mejor esa ansiedad de volver, de ver de nueva cuenta a su esposa, es en su poema “Viceversa”, dentro de Poemas de otros (1974): “Tengo miedo de verte/ necesidad de verte/ esperanza de verte/ desazones de verte// Tengo ganas de hallarte/ preocupación de hallarte/ certidumbre de hallarte/ pobres dudas de hallarte// Tengo urgencia de oírte/ alegría de oírte/ buena suerte de oírte/ y temores de oírte// O sea/ resumiendo/ estoy jodido/ y radiante// Quizá más lo primero/ que lo segundo/ y también/ viceversa”.

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Foto: Fundación Mario Benedetti.

Cuando la “Luz” se apagó. La nostalgia y muerte de Mario Benedetti

El 13 de abril de 2006, la “Luz” de Mario Benedetti se apagó. Sí, falleció su esposa y la vida del poeta no fue la misma. Seguro recordaba los momentos en que él le preparaba el té y cómo ella le jugaba bromas con su humor un tanto irónico; tal cual como lo describe Hortensia Campanella, presidenta de su fundación, durante una entrevista a El Comercio: “Cuando ella falleció, a Mario le afectó muchísimo, fue un golpe demasiado duro para él”.

En entrevista con Marcela Escobar, de La Nación, el autor de Primavera con una esquina rota (1982), llegó a confesar que la literatura se convirtió para él en una especie de salvavidas: “La literatura ha sido un poco el refugio para esas cosas. A veces ha entrado como tema”. Aunque la entrevistadora notó que no del todo: “La razón de la soledad, de la resignación, del insomnio y de la tristeza es de una obviedad demoledora. Luz ha muerto”.

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Foto: Getty Images.

Al respecto, su secretario, Ariel Silva, que comenzó a trabajar con él después del fallecimiento de Luz, cuenta para La Red 21 como eran sus días tras el duelo: “Tenía una capacidad de trabajo tremenda. De repente se levantaba muy temprano, desayunaba, y se ponía a trabajar (…) Era muy metódico en su trabajo. Pero tenía tantas interrupciones o pedidos por día que no podía ser metódico con la escritura. Él siempre decía ‘escribo cuando me dejan'”.

Pero cuando lo lograba, mostraba la nostalgia que llevó hasta su muerte, el 19 de mayo de 2009: “De ahora en adelante/ aunque comparta el tiempo con cercanos/ con los míos de siempre/ y pregunte y responda y hasta ría/ mi alma estará sola en su guarida/ con su resignación involuntaria/ rodeada de memorias imborrables/ e insomnios invadidos de tristeza/ y así una noche llegaré en silencio/ al borde de mi último destino”, versos que escribió en “Epílogo”, de Canciones del que no canta (2006).

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Foto: Getty Images.

*Con información de La Jornada, Universidad de Alicante, El Comercio, La Nación, La Red 21 y Fundación Mario Benedetti

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Me llamo Erick Ponce y trabajo en Sopitas.com desde el 2020. De hecho, entré justo un mes antes de que se decretara la pandemia de COVID-19; pero bueno, este no es el lugar para deprimirlos. Antes colaboré...

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