Si algo tenemos claro, es que uno de los principales problemas de Estados Unidos es su política de posesión, portación y uso de armas. Masacres escolares, ataques en eventos públicos como conciertos o contra de la prensa, etc. nos ponen la piel chinita por la crueldad y la imprevisión con la que son llevados a cabo.
De acuerdo con la organización Gun Violence Archive, la cual se encarga de contabilizar los incidentes en ese país relacionados con armas de fuego, en los siete meses que van del 2018 y hasta este 1º de agosto, se han registrado 8 mil 484 muertes causadas por armas de fuego, de las cuales, 401 se han tratado de niños de entre 0 y 11 años.
¡Estamos hablando de 202 tiroteos masivos!
Through Seven Months of 2018 (real-time data, August 1st):
-8,489 gun deaths
-16,432 gun injuries
-401 children shot
-1,680 teenagers shot
-1,199 armed home invasions
-1,050 incidents of defensive gun use
-1,002 unintentional shootings
-203 mass shootings pic.twitter.com/qV0kNs0O1q— Gun Violence Archive (@GunDeaths) 1 de agosto de 2018
Gracias a todos estos incidentes, principalmente en las escuelas, el debate sobre la política de uso de armas se puso sobre la mesa -nuevamente- en el Congreso, sin embargo, las declaraciones del presidente Trump al respecto no han ayudado mucho.
Los sobrevivientes de tiroteos masivos, así como miles de ciudadanos más, han exigido hasta el cansancio una restricción a la famosa Segunda Enmienda. Sin embargo, lejos de llegar a un acuerdo restrictivo, surgieron temas como problemas psicológicos en los estadounidenses o el ingreso ilegal de armas al país, o sea, repartir culpas.
Por si no fuera suficiente con ello, ahora llegan las armas obtenidas por impresiones 3D.
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¿De dónde salió eso?
Allá por el 2013, un joven originario de Texas llamado Cody Wilson, diseñó una pistola y la llamó ‘The Liberator’ -¡que raro!-. Fue fabricada utilizando una impresora 3D. Wilson es fundador del grupo estadounidense Defense Distributed, una organización sin fines de lucro enfocada a las armas de fuego.
Pero no sólo la fabricó. La organización publicó los planos para la impresión de esa arma en internet. Como era de esperarse, no pasó mucho para que el Departamento de Estado amenazara con adjudicarle cargos criminales y multas por romper las reglas de exportación relacionadas con armas y tecnología militar.
Cody Wilson tomó la decisión de defender su creación, legalmente hablando. Dos años después, en el 2015, la defensa ya contaba con abogados especializados en la primera y segunda enmienda (libertad de expresión y derecho de portación de almas), por lo que presentaron una demanda ante un tribunal federal.
El argumento era que los planos publicados no eran nada más que un código, cosa que cae directamente dentro del derecho a la libre expresión de cada ciudadano. Y, consecuentemente al violar la libertad de expresión de Wilson, se violaba la libertad de posesión de armas, cosa que está plasmada en la Segunda Enmienda.
Por su parte, el Departamento de Estado citó el Reglamento de Tráfico Internacional de Armas (ITAR), un conjunto de reglas federales que buscan salvaguardar secretos militares y controlar la importación -y exportación- de armas y tecnología. Explicaban que la publicación del código de fabricación de dicha arma podría equivaler a la distribución ilegal de planos en todo el mundo sin una licencia.
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La batalla legal por fin terminó
A finales del pasado mes de julio, la administración del presidente Donald Trump llegó a un acuerdo judicial con Defense Distributed.
Después de 3 años, se permitió la publicación de los planos, con libre acceso. Significa que cualquier persona podrá imprimir una pistola en 3D a partir del 1º de agosto, o sea hoy.
Como era de esperarse, no a todos los ciudadanos estadounidenses les gustó la idea, y menos con los 202 tiroteos masivos en lo que va del año. Ahora es más fácil adquirir un arma. Incluso el senador Bill Nelson, del estado de Florida, aseguró que presentaría un proyecto de ley que permita la restricción de los planos, por simple seguridad.
The administration’s decision to allow people to post blueprints online about how to make a deadly 3D printed gun at home is inexplicable – and it’s dangerous! I’m filing a bill ASAP to severely restrict the publication of these detailed plans on how to make a 3D printed firearm. pic.twitter.com/ogRLcHLJPO
— Senator Bill Nelson (@SenBillNelson) 25 de julio de 2018
Todo se frenó
El lunes pasado, fiscales generales de ocho estados y el Distrito de Columbia demandaron al presidente Trump por permitir que Defense Distributed publique sus manuales, lo anterior para lograr el bloqueo del acuerdo.
Washington’s Attorney General is suing the Trump administration over legalizing untraceable, undetectable 3D-printed guns pic.twitter.com/qdniQs46Dw
— NowThis (@nowthisnews) 1 de agosto de 2018
Finalmente, el juez Robert S. Lasnik, con tribunal en el estado de Washington, consideró que la publicación de los manuales supondría una “probabilidad de daño irreparable”, por lo que impuso una restricción temporal.
Y, a pesar de que su administración fue la que permitió la publicación de los planos, el presidente Trump afirmó -por medio de su cuenta de Twitter por su puesto- que ya estaba hablando con la Asociación Nacional del Rifle -NRA- ya que la noticia de la impresión 3D de armas “no tenía mucho sentido”.
I am looking into 3-D Plastic Guns being sold to the public. Already spoke to NRA, doesn’t seem to make much sense!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 31 de julio de 2018
Son muchos los peligros de la impresión 3D de armas
Hay que tomar en cuenta, en un principio, que las armas impresas de esa forma son de plástico y no cuentan con un número de serie, lo que las hace prácticamente indetectables para los localizadores de metales de aeropuertos y edificios.
Los planos, a la mano de cualquiera, pondría más armas en manos de cualquier persona, independientemente de su salud, estado mental o antecedentes penales.
La cosa es que la organización Defense Distributed habría ya anunciado sus planes de volver a publicar los manuales de instrucciones para reproducir pistolas y rifles en impresoras 3D.
Incluso el acuerdo al que se llegó con la empresa, establece que los tutoriales de impresión están aprobados para “publicación de cualquier forma” y que el gobierno todavía pagará los 40 mil dólares de honorarios legales en los que incurrió Cody Wilson.
En entrevista para CNN, Wilson explicó que no se encuentra preocupado por el tipo de personas que puedan tener acceso a las armas impresas, que está consciente de que hay “una minoría” que podría usar los planos para cosas malas, pero no que no se previene nada prohibiendo el acceso a la información.
Cody Wilson fired the first fully 3D printed gun in 2013. Not long after, he posted the blueprint for the weapon to his website. This week, a federal judge forced him to take the plans down. https://t.co/Qecto1EEtr pic.twitter.com/7TyyDKaeC4
— CNN (@CNN) 1 de agosto de 2018
¿Será acaso esto como “hay que armar a los maestros para evitar las masacres escolares”? ¿Combatir el mal uso de armas con más armas, y ahora, sin ningún control? 🤔