Como seguramente saben, ayer el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decidió que era momento de retachar a más de 800 mil jóvenes indocumentados que “inconstitucionalmente”, estaban protegidos por el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA).

Las críticas por tan incomprensible decisión no se hicieron esperar, pero – como es usual – Trump no salió a las muy solicitadas explicaciones. Mientras él tuiteaba, echó al ruedo a la memeable portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, quien como pudo intentó defender el fin del programa protector de los “dreamers”. Como verán, no lo hizo nada bien.

Para ese mundo paralelo en que se ha convertido la Casa Blanca, el fin del DACA fue un movimiento “responsable y constitucional” que se debía de ejecutar… y, aunque le dolió en el corazón al mandatario estadounidense, “era necesario cumplir la ley y hacer que el Congreso actúe”, aseguró Sanders.

De acuerdo con el gobierno liderado por Trump, la orden ejecutiva que hace cinco años firmó Barack Obama viola las leyes migratorias de Estados Unidos, ya que se trata de una “amnistía” para personas que están en el país de manera ilegal. “La cosa más compasiva es darle fin a la ausencia de leyes y aplicar éstas y, si el Congreso determina hacer cambios a las mismas, lo debe hacer por medio de un proceso que ayude a promover los intereses de la nación”, señaló el procurador estadounidense, Jeff Sessions, al dar a conocer el fin del DACA.

Agarrándose de la declaración de Sessions, Sarah Huckabee Sanders refutó a los comentarios en contra que la prensa hizo sobre la polémica orden del mandatario gringo. Al ser cuestionada por el “corazón tan frío” que Trump tuvo para acabar con los proyectos de jóvenes que, prácticamente toda su vida, han residido en Estados Unidos, la vocera contestó:

“No, no es frío que el presidente defienda la ley. Somos una nación de leyes (…) Si dejamos de ser el país que queremos, entonces estaremos tirando todo lo que somos y por lo que ellos decidieron venir a nuestro país. Debemos tener una solución real, queremos tener leyes que se ocupen de estos problemas… pero eso es el trabajo del Congreso, no del presidente. Nosotros queremos defender la Constitución. Toda la gente debería estar celebrando que el presidente defienda la Constitución”.

Efectivamente, los congresistas tendrán 60 días para intentar darle una solución viable al DACA. Buen momento para ver si es verdad que el poder legislativo está contra Trump o todo es teatro y en verdad el republicano es digno representante del poder político estadounidense.

Mientras eso sucede, en las calles de Estados Unidos y en las afueras de la Casa Blanca no se han hecho esperar las muestras de rechazo contra el fin del programa que protegía a los “dreamers”. A las expresiones de inconformidad se han sumado líderes empresariales como Tim Cook de Apple, Mark Zuckerberg de Facebook y Jeff Bezos de Amazon.

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