A pesar de ser parte fundamental en el desarrollo de pueblos, costumbres y tradiciones bárbaras y mongolas, la música siempre ha estado en medio de la polémica en Rusia.

Desde épocas medievales y la prohibición de los skomorokhis, hasta las aclamadas óperas de la Corte Imperial Rusa, sin olvidarnos por supuesto de de aquellas obras que marcaron al mundo, como fueron el ‘Lago de los Cisnes’ o ‘El Cascanueces’ de Chaikovski.  Pero si existe una obra que parece haber marcado el destino musical de lo que hoy conocemos como Rusia, fue la ópera de Dmitri Shostakovich, titulada ‘Lady Macbeth del Disitro Mtsenk’, la cual se estrenó tras el fin de la revolución rusa, generando una gran recepción entre los conservadores quienes la calificaron como un gran logro de la cultura soviética, sin saber que años después, esta misma opera se estaría interpretando en el Metropolitan de Philadelphia, Cleveland o Nueva York, lo que generó muchas sospechas en contra del Shostakovich quién finalmente fue acusado por “desviaciones formalistas antipopulares”, por lo que todas sus composiciones fueron retiradas y a la postre prohibidas.

Tal vez este ejemplo nos ayude a entender el por qué durante mucho tiempo, la música estuvo prohibida en la Unión Soviética, en donde durante todo aquel dicho no cumpliera con los lineamientos ideológicos impuestos por el Partido Comunista, era censurado, y como toda prohibición, la censura de la música originó que en los sesenta comenzara a existir un mercado negro, a través del cual se vendían o intercambiaban “huesos” o “costillas” que era el término utilizado para comprar canciones o discos de músicos como Elvis Presley, los Beatles o los Rolling Stones. Pero no crean que el nombre era una clave, sino que “la música de huesos” como se llegó a bautizar, obedecía a que los traficantes, utilizaban radiografías viejas que desechaban los hospitales en plena guerra fría, para copiar la música en el plástico de las placas. Al final, las recortaban y les hacían un agujero en el centro para venderlas como si fuera cualquier otro vinilo.

Lo que pudiera sonar a una anécdota de la Guerra Fría, fue una realidad hasta principios de los noventa, en donde hasta Julio Iglesias fue prohibido por considerarlo fascista. Lo mismo ocurrió con Tina Turner, Pink Floyd, AC/DC o The Talking Heads, y si bien dicen que la prohibición terminó junto con la Perestroika de Gorbachov, la realidad es que hasta el día de hoy existen muchos grupos, que tienen prohibido tocar en Rusia.

Radiografias Discos
Algunos de los vinilos de música que se traficaban en la Unión Sovietica eran impresos en radiografias de hospitales. Foto: The X Ray Project

Pero ¿está bien que lo único que sepamos de la musica rusa, es que hay muchos artistas que han sido prohibidos? Si les soy honesto, el primer grupo ruso que me viene a la mente son las chicas de T.A.T.U. y claramente no es por su música.

Así que una de mis misiones en esta travesía por la Copa Confederaciones era saber que diablos escuchan en Rusia: Spoiler Alert: ¡estaban mejor con la prohibición!

Y es que si tomamos como parámetro las mediciones que hacen Apple Music o Shazam de las canciones más buscadas o reproducidas en sus plataformas en Rusia, el resultado es el mismo: Despacito es la canción más popular en Rusia!

Y como suele suceder en casi todos lados, el resto del top ten está infestado de canciones que han mezclado el pop con la electrónica como esta de un proyecto llamado “Emma M y Misha”  que bien podría musicalizar alguna entrega de los premios OTI

O algo que pintan de alternativo pero que sigue siendo la misma gata pero revolcada, como esto que se llama “Djigan”

Pero para los que nos gustan los guitarrazos la cosa no está tan fácil, aunque buscándole uno se encuentra con cosas como “The Jack Wood”, una agrupación Siberiana que se ha presentado en Glastonbury y cuya vocalista es constantemente referida como la “Alisson Mosshart” de Rusia

Está también una banda que suponemos debe ser la favorita de los laboristas que se llama Work

O una excéntrica orquesta de doce tipos, que se hacen llamar KDIMB que retoman algunas referencias de literatura infantil rusa y con un poco de shoegaze lo convierten en algo así como el Arcade Fire de Rusia

Así que si se preguntan,  “pasito a pasito” se dice shag za shagom”  y despacito…. Pues des-pa-cito.

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