Por Daniel Montes de Oca | @montesdeoca11

El 28 de mayo de 2017 quedará marcado como el día que Chivas convirtió el llanto en la expresión máxima de felicidad.

Los rostros bañados en lágrimas de Carlos Fierro, Rodolfo Cota, Chapo Sánchez y sobre todo el del héroe supremo de esta Final, Alan Pulido, fueron la postal de la gloria.

Ganaron una batalla contra la adversidad en la que fueron colocados en desventaja desde antes de que rodara el balón, y le gritaron al mundo que nada es imposible.

En el balance general de la serie Guadalajara fue superior, derrochó solidaridad, sacrificio, humildad, fe y sobre todo un futbol inteligente ante un rival que ciertamente tiene un plantel más poderoso.

El mérito es de todos los que conforman el proyecto del Guadalajara, pero en el terreno de juego Pulido, Orbelín y Gallito Vázquez dictaron una cátedra de cómo se pelea por un título.

El delantero, además de los dos goles en la serie, estuvo en todos los sectores de la cancha, atacaba, defendía, generaba, y nunca dejó de correr, mucho menos de pensar.

Matías Almeyda
Foto: Mexsport

Orbelín es el artista de este Rebaño, marca los compases del equipo, dicta por dónde se debe caminar y su talento infinito brinda una claridad invaluable.

Finalmente el Gallito ha vuelto a ser el mismo que deslumbró en el Mundial de Brasil 2014: muerde, roba, distribuye y no se cansa; es prácticamente imposible que equivoque un servicio. Un volante de contención total.

El 28 de mayo de 2017 quedará marcado como el día que Chivas convirtió el llanto en la expresión máxima de felicidad…

Y así llegó el título 12.

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