Como les informamos, hace unos días dos prisioneros se fugaron de una prisión de máxima seguridad de Nueva York. La forma en que lograron escapar de las rejas fue tan perfecta y cábula, que varios especialistas investigan cómo es que los delincuentes pudieron hacer un boquete en la pared, escabullirse por los túneles interiores de la prisión y todavía dejar una nota de despedida: “tengan bonito día”…
Pero bueno, después de realizar una serie de entrevistas a trabajadores de la prisión, parece que las autoridades están cada vez más cerca de saber cuál fue el secreto de David Sweat y Richard Matt… y no fue su habilidad para abrir cerraduras o algo parecido, si no la onda que uno de ellos tiene con las mujeres.
Según información proporcionada por un alto funcionario, una mujer que labora en la prisión de Dannemora era cortejada por el delincuente y pudo haber sido ella de gran apoyo para que el par de maleantes lograra su objetivo… y es que viéndolo bien, cómo negarle algo a Richard Matt cuando te dirige esa mirada asesina: “tiene un don con las mujeres”, asegura la fuente del NYP, lo cual fue reforzado con las declaraciones del detective David Bentley, quien ayudó a la detención de Matt cuando era buscado por el asesinato de un hombre, en 1997.
“Cuando [Matt] se baña es muy guapo y, con toda franqueza, está muy bien dotado. Él consigue novias a cualquier lugar que vaya”.
Los investigadores dividieron a los empleados de la prisión en tres categorías: guardias, trabajadores civiles y contratistas privados, de este último grupo se piensa que los prisioneros obtuvieron la herramienta con la que pudieron hacer un hoyo en la pared de su celda.
Aunque aún no se establece de qué forma ayudó Joyce Mitchell –nombre de la enamoradiza empleada- a la fuga de los prisioneros, la policía no descarta que los reos pudieron haber recibido apoyo de otras personas.
*Vía New York Post
