A muchos conductores les vale… y los peatones rara vez reclaman por el espacio que se les ha destinado para su libre tránsito. Pero nomás es cuestión de exigir respeto y pueden ocurrir cosas como la siguiente.
Con riesgo de toparse con algún automovilista locochón que valiéndole su integridad física se lo llevara de corbata, un joven decide plantarse frente a quien no respeta la franja peatonal… después de un ratote, el primer infractor tiene que echar reversa, pero otro –nomás por fregar– decide retar al aventado peatón…
¿En qué acaba el asunto? Chéquenlo ustedes mismos.