Fight the New Drug (“Lucha contra la nueva droga”) es una organización civil con base en Estados Unidos que fue fundada para luchar en contra de la pornografía. Con el hashtag #Porniskillinglove (“el porno está matando al amor”) pretenden llegar a muchas personas en su campaña por considerar al porno como una droga extremadamente nociva.
De acuerdo a esta organización, la pornografía (sobre todo la que es conocida como hardcore) afecta las relaciones de pareja, produce una vida sexual insatisfactoria y lleva a la soledad. Algunos estudios han sugerido que el cerebro puede llegar a reaccionar al porno como a una droga, sobre todo en gente que se considera “adicta a la pronografía”.
Esta afectación cerebral puede conducirnos a tener conductas poco saludables, como esperar que nuestra pareja actúe como en una película porno, frustración por nuestro propio desempeño, poca consideración por el otro o la otra, etc.; conductas que indudablemente nos podrían llevar a la soledad.
Adicionalmente, Fight the New Drug cita la objetivización de la mujer en la pornografía. En otras palabras, en el porno (sobre todo en cierto tipo de porno) las mujeres son tratadas como animales o como objetos. Básicamente se repite una fantasía de violación con la que se educan sexualmente miles de jóvenes alrededor del mundo. Ciertamente, no todas las que participan en el porno son mayores de edad, y no todas lo hacen con su consentimiento. Basta recordar el famoso caso de Linda Lovelace, la protagonista de la película Garganta Profunda, quien en algún momento después de su retiro declaró que en todas las películas que aparecía estaba siendo violada, de manera que los espectadores no hacían sino disfrutar con su violación.
En suma, la organización asegura que con la llegada de internet, la pornografía se ha extendido exponencialmente. Todo tipo de porno está todos los días al alcance de la mano. Con esta disponibilidad, es fácil que los consumidores se vuelvan adictos y construyan en su cerebro una imagen falsa de la mujer y de la sexualidad. Hasta aquí lo que dice Fight the New Drug.
Es cierto que muchas de las prácticas que denuncian efectivamente se llevan a cabo, pero ¿realmente la pornografía es culpable de todas ellas? La objetivización de la mujer se encuentra hasta en el más inocente anuncio de revista. Esto no es una disculpa, por supuesto, lo que quiero decir es que el problema es mucho más grande y rebasa la pornografía. Lo mismo ocurre con la esclavitud sexual (un negocio mundial en donde México, por cierto, es uno de los protagonistas). Aniquilar la pornografía no acaba con la imagen negativa de las mujeres y la misoginia. Al final del día, el porno es sólo un medio más en donde se hace evidente.
Pero esto nos lleva a una pregunta fundamental que Fight the New Drug no se hace, ¿se puede hacer porno en donde tanto el hombre como la mujer disfruten lo que ven? En sus propios términos, en lugar de que el porno mate al amor, ¿se pueden hacer películas de este tipo que den vida al deseo?
Una de las más importantes directoras del cine porno mundial es Erika Lust. Sus películas han destacado por la calidad cinematográfica y por una originalidad que jamás veremos en un clip de porno ultra comercial de los Estados Unidos. Para ella, el cine erótico y pornográfico puede llevarnos a imaginar y a practicar una vida sexual extremadamente placentera. Si a ella le preguntaran, diría que hace porno para mujeres:
“El porno es una parte importante de la cultura en la que vivimos. Las mujeres no podemos ignorar el porno, tenemos que participar y debatir este género tan influyente”
Así como esta directora, existen muchos proyectos en el mundo que exploran la pornografía como un medio mucho más versátil y profundo de lo que estamos acostumbrados a ver. Pero aún así es difícil tomar una posición clara. En tiempos en el que todo se comercializa, los cuerpos toman una relevancia especial. Al final del día, todo el porno se vende (incluso el más “artístico”) y ese trato de mercado pone a nuestros cuerpos en una relación peculiar con el mundo. ¿Qué es lo que buscamos al consumir otros cuerpos?
Fight the New Drug tiene argumentos interesantes pero escapa de los temas verdaderamente polémicos. Al final del día no es más que una campaña publicitaria que no tiene nada detrás. Más que “luchar” contra un medio tan establecido, más valdría decir “discutamos el porno”, no lo veamos más como el diablo, pero tampoco lo defendamos a capa y espada. En este caso, como en muchos otros, la prohibición no resuelve nada.