Cada 5 minutos una mujer es violada en México y las pocas que se atreven a denunciar en ocasiones son tratadas como criminales por las autoridades.
Recientemente, les contamos del caso de Yakiri, una joven de 20 años que denunció su violación a las autoridades con la esperanza de obtener justicia. En lugar de eso fue encarcelada e inculpada por el asesinato de su presunto violador y actualmente enfrenta una pena de hasta 50 años de prisión. La policía decidió que tuvo sexo consensual.
También resulta indignante el caso de María de la Luz Salcedo, mejor conocida como Lucero quien fue brutalmente golpeada y casi asesinada por Miguel Ángel Jasso, por negarse a mantener relaciones sexuales y posteriormente fue inculpada de haber provocado los lamentables sucesos. Lucero Salcedo Palacios, pagó el precio de hacer público su reclamo, con actitudes intimidatorias, una carencia total de asistencia y protección como víctima.
El caso de estas mujeres es paradigmático. Son doblemente victimizadas: por su agresor y por quienes procuran y administran justicia; continúan las viejas prácticas discriminatorias de culpar a las mujeres, no tomarles la denuncia o desestimar sus testimonios.
Aproximadamente 112,000 mujeres son violadas cada año, la mayoría de los agresores quedan impunes. Lo común es responsabilizar a las víctimas de lo que les ocurrió; existe una creencia absurda de que “fue culpa de ellas, por su forma de vestir, o por salir de noche”. Anualmente se registran en promedio 15 mil denuncias, de estos datos se deduce que solo en uno de cada 21 casos de violación los autores del crimen son condenados.
El problema es que se denuncia muy poco, porque es muy penoso para la mujer tener que ir a relatar hechos que le avergüenzan, la investigación lleva tiempo, lo que le da oportunidad al agresor de esconderse o escapar de la justicia.
Además, existe una falta de información sobre las violaciones y cómo son sus víctimas y perpetradores, hay una tendencia a desestimar aquellos relatos que no coinciden con el estereotipo común de la violación y a poner en duda la credibilidad o incluso la moral de la víctima. La imagen mental que se tiene sobre una violación suele responder a estas características:
- El agresor es un desconocido.
- El violador lleva un arma y/o ejerce la violencia, dejando muchas evidencias físicas de lo ocurrido.
- El agresor sexual es un enfermo, loco o perturbado.
- La víctima denuncia inmediatamente y colabora activamente a lo largo de todo el proceso legal.
- La víctima está absolutamente segura de todos los detalles y no modifica sus declaraciones o se retracta de ellas posteriormente.
En cambio, la realidad pocas veces se corresponde con este estereotipo:
- La mayoría de los agresores son conocidos de la víctima
- La agresión suele producirse sin que haya uso de armas o violencia física.
- Es frecuente que pasen días, semanas o incluso meses entre la agresión y la denuncia.
- A menudo las víctimas falsean, omiten o exageran detalles cuando relatan una violación, debido a que el trauma impide a la víctima pensar y recordar los hechos con claridad. Cuando se ha dado más de una agresión, es frecuente mezclar y confundir los detalles. También es común que la víctima modifique detalles para crear un caso más “creíble”, es decir, que responda de manera más cercana a los estereotipos. Ello puede deberse a la culpa, la vergüenza o el temor a que no le crean.
Por ello, muchas denuncias de violación no reciben la atención que merecen. La situación de violencia hacia las mujeres en México es perpetrada y tolerada por el Estado. La sociedad mexicana es altamente machista, prevalece una cultura patriarcal que legitima el despotismo, el autoritarismo y el trato cruel, sexista, alimentado por otras formas de discriminación.
México recibió 176 recomendaciones de países miembros del Consejo de Derechos Humanos, de las cuales 33 se enfocaron en los derechos humanos de las mujeres. Datos del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio determinan que la violencia hacia las mujeres en México aumentó en un 125% durante 2013, particularmente los homicidios por razones de género en contra de niñas y jóvenes.
Enrique Peña Nieto, sigue sin obtener avances por lo que respecta a los derechos humanos y a acabar con el clima de tolerancia hacia la tortura y la impunidad. Todo ello a pesar de asegurar durante la campaña electoral que, cuando ocupase el cargo de presidente, aplicaría políticas y tomaría medidas.
Seguimos en el país de no pasa nada, la violencia está justificada, la impunidad gobierna y las autoridades ayudan a perpetuar estas prácticas, es importante detener este ciclo de impunidad. ¡Denuncia!
Para hacer una denuncia:
1. Acude al Ministerio Público, preferentemente a una Agencia Especializada en Delitos para Violencia contra la Mujer
2. La denuncia debe levantarse dentro de las 24 horas siguientes a la agresión sexual.
3. Se recomienda no bañarse ni cambiarse de ropa, ya que es necesario tener evidencia de la agresión.
4. Exige a la médica legista que tome una prueba de exudado vaginal y si fuiste drogada o sedada, exige que te realicen una prueba antidoping.
5. Si fuiste violada, puedes usar el método de anticoncepción de emergencia que tendrán que proporcionarte las autoridades.
6. La atención psicológica es fundamental, exígela.
- Apoyo Legal por Teléfono VICTIMATEL al 55.75.54.61
- Inmujeres: Teléfono: 55.12.28.45
