De forma conveniente, a unos días de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, el ala republicana de la Cámara de Representantes ha dado a conocer que cual Moby Dick, “El Chapo” Guzmán se convirtió en una obsesión para el Departamento de Justicia estadounidense, el cual no midió las consecuencias y echó la carne al asador para su captura, vía la operación “Rápido y Furioso”.
Obviamente las cosas no les salieron muy bien que digamos, y es por eso que ahora se está reclamando la negligencia de la fallida operación que permitió el paso ilegal de armas a México:
La operación “Rápido y Furioso” no fue estrictamente una estrategia concebida localmente por la oficina del ATF (Buró de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos) de la ciudad de Phoenix (Arizona), sino el producto de un plan deliberado a los más altos niveles del Departamento de Justicia, enfocado a identificar a los líderes de una red grande de tráfico de armas.
Lo anterior fue dado a conocer en un segundo reporte del fallido operativo, presentado por los republicanos Darrell Issa y Chuck Grassley, quienes acusan directamente al procurador general de Justicia, Eric Holder, de preferir usar a “Rápido y Furioso” para intentar desmantelar al cártel de Sinaloa, en lugar de parar la operación cuando evidenciaba errores que a la postre facilitaron el paso ilegal de armas a México.
Recordemos que con dicho operativo deliberadamente se permitió el tráfico de cerca de 2 mil 500 armas a México y para acabarla de amolar fueron a dar a manos de los narcotraficantes… bueno, en realidad pasó lo que querían… lástima que sin supervisión de los estadounidenses y -sobre todo- sin autorización de las autoridades mexicanas… al menos eso dicen.
