Lo que necesitas saber:
Cada año, en el equinoccio de primavera y otoño, una serpiente desciende de la pirámide de Chichén Itzá para iniciar un nuevo ciclo de cosechas.
Chichén Itzá es una de las 7 nuevas maravillas del mundo y es patrimonio de la humanidad —ambos títulos otorgados por la UNESCO. Uno de los muchos elementos que integran su riqueza y la fascinación que tenemos por esta ciudad es la pirámide de Kukulkán… y la serpiente que desciende en los equinoccios.
Sí, en el equinoccio de primavera y otoño, cuando sobre la escalinata norte de la pirámide de Chichén Itzá también conocida como el Castillo o la pirámide de Kukulkán se produce un efecto de luz y sombra, preciso y calculado, en el que se delinea el cuerpo de una serpiente.

Esta maravilla óptica es interpretada como el descenso del dios Kukulkán —o Quetzalcoatl— que en los equinoccios llega para fertilizar la tierra y continuar con el ciclo agrícola de la cosecha maya.
Equinoccio de primavera o la serpiente que desciende de la pirámide de Chichén Itzá
La pirámide de Chichén Itzá
La ciudad de Chichen Itzá fue fundada en el siglo VI (500 d.C) y se desarrolló como una de las más importantes zonas mayas en el postclásico.
No era para menos, pues sobre este sitio se erigió una urbe que concentró el estudio de las estrellas y del cielo, la astronomía, la disciplina militar, la religión, el comercio, la agricultura, política y, por ende, las alianzas con otras ciudades como Uxmal y Mayapán.

De entre sus maravillas está la pirámide de Kukulkán, construida sobre una antigua estructura más pequeña que fue cubierta por el Castillo.
La plataforma de esta pirámide de cuatro lados es de unos 55 metros y tiene una altura de 24/30 metros.
Su fachada principal tiene dos columnas que representan dos serpientes que lucen sus fauces abiertas y en la parte superior de la pirámide hay un templo rectangular.
Y espérense a los datos que vienen para darnos una mejor idea de la precisión de la cultura maya en sus construcciones, en especial de Chichén Itzá y su pirámide.
La serpiente que desciende de la pirámide de Chichén Itzá
La pirámide tiene cuatro lados y cada uno tiene una escalera de 91 escalones más uno que lleva al templo superior del que les contamos.
Sumando los escalones tenemos que la pirámide de Chichén Itzá tiene 365, uno por cada día del año —sí, aquí está representado el calendario maya.

Además de la precisión del tiempo, la pirámide de Chichén Itzá converge con la religión, astronomía y agricultura.
Lo decimos porque sobre esta pirámide sucede un fenómeno de luz y sombra calculado de manera precisa por los mayas.
Se trata del efecto que sucede en la escalinata norte de la pirámide durante el equinoccio de primavera y el equinoccio de otoño.
Por ahí de las 3 de la tarde, durante el equinoccio de primavera y otoño el Sol proyecta 7 triángulos de luz sobre este lado de la pirámide. Con el tiempo, el efecto hace que veamos moverse a los triángulos hacia arriba y abajo para ir formando la silueta de una serpiente que converge con la cabeza y fauces de las que les contamos.
Se trata de un espectáculo que en la actualidad es admirado por cientos de personas, pero que en el periodo del florecimiento de Chichén Itzá indicaba el inicio de un nuevo ciclo.

La serpiente que aparecía gracias al juego de luz y sombra —con ayuda del Sol y los cálculos de los mayas— representaba al dios Kukulkán o Quetzalcoatl en la cultura tolteca.
Kukulkán descendía de los cielos para fertilizar la tierra y comenzar un nuevo ciclo agrícola.
Equinoccio de primavera y otoño: el jaguar oculto
Otro fenómeno que vale la pena resaltar en los dos equinoccios sobre la pirámide de Chichén Itzá es… el del trono del jaguar que está oculto dentro del templo rectangular. Sí, el que básicamente corona a esta pirámide.

Con la luz sobre el templo, el trono del jaguar rojo comienza a brillar gracias a las incrustaciones de jade que simulan sus manchas.
Chichén Itzá: al borde del pozo donde viven los Sabios del Agua
En maya, Chichén Itzá significa al borde del pozo donde viven los Sabios del Agua.
El nombre de esta increíble ciudad también está relacionado con el sitio donde los mayas construyeron la pirámide de Kukulkán, pues en 1997 un estudio reveló que había un cenote oculto debajo de este edificio.

Años más tarde, en 2015, el Instituto de Geofísica de la UNAM realizó investigaciones que le permitieron ubicar el cenote, 8 metros bajo la pirámide.
Y en 2017, el equipo del Gran Acuífero Maya descubrió una entrada a este cenote… aunque estaba bloqueada por un montón de piedras. Se piensa que fueron colocadas de manera intencional para cerrar paso a este cuerpo de agua porque representaba el centro del mundo.
Los cenotes y el florecimiento maya
Ok, Chichén Itzá fue construida en una zona de cenotes, cosa que le dio su nombre.
Esta red de cenotes hizo posible el florecimiento de la ciudad, con la explotación de las aguas subterráneas como las de Xtoloc.
E incluso hay investigaciones alrededor de otros usos como para sacrificios en el llamado cenote Sagrado.
Además de la pirámide de Kukulkán, en Chichén Itzá hay otras construcciones referentes de la civilización maya como el juego de pelota más grande de Mesoamérica que mide 70 metros de ancho y 168 de largo.
El Caracol, del que se cree que servía como observatorio, el Templo del Jaguar, el tzompantli o el muro de cráneos, el templo de los Guerreros, una pirámide muy parecida a los diseños en Tula y el Bosque de las Mil Columnas.
El INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia) ha estudiado los vínculos entre las culturas maya y toltecas porque existen un montón elementos de esta última insertos en Chichén Itzá.
También ha estudiado las posibles causas del abandono de esta gran ciudad después de una guerra civil.
A propósito de la civilización maya, acá les dejamos una nota sobre el rey Pakal y las historias que se han dicho en torno a su enigmática vida o los secretos de la reina Roja de Palenque.