Las playas más encantadoras (y desconocidas) del pacífico mexicano

Empieza un nuevo año y con él la posibilidad de planear nuevas y brillantes travesías. Y aunque hay una inmensa cantidad de opciones, existen pocos viajes tan genuinos y poéticos como ese que nos ofrece el pacífico mexicano. Con su mar profundamente azul, su agua templada y arena suave, las playas de nuestro país son de las mejores del mundo.

Y es que México tiene una longitud de costa en el Pacífico de al menos 9,330 kilómetros, un territorio que se extiende desde la frontera norte hasta la frontera sur. De hecho nuestro país ocupa el sexto lugar en el mundo con más costa de este océano.

Estamos tan relacionados con el pacífico, que este se divide en varias secciones, cada una con características geográficas y ecológicas únicas.

Este mar es hogar de 800 especies marinas, entre ballenas, delfines y tortugas, por sólo mencionar algunas. En sus ecosistemas están los corales y arrecifes más biodiversos del planeta y es el sitio a donde llegan las grandes migraciones de aves.

Y es que aunque en los últimos años el mar del caribe ha tomado gran notoriedad, y cada año es visitado por millones de turistas, México está lleno de opciones igual de bonitas y mucho más vírgenes.

Lugares desconocidos donde el mar también es turquesa. Verdaderas obras de arte de la naturaleza que al menos hay que ver una vez en la vida.

Con esto en mente, aquí les dejamos seis playas inadvertidas que son perfectas para escaparse en las siguientes vacaciones y descubrir la verdadera belleza de las playas.

Playa San Agustinillo

Puerto Escondido

A poco más de una hora en coche de Puerto Escondido, a sólo tres kilómetros de Zipolite, existe un paraíso virgen, donde el mar abierto convive con tres pequeñas bahías atrapadas entre rocas milenarias.

Aquí hay algo para todos, olas grandes para los que quieran surfear, áreas tranquilas para los que quieran nadar y muchas actividades como liberación de tortugas, clases de yoga frente al océano y excursiones al amanecer para ver ballenas, delfines y corales.

Playa del Órgano

Huatulco

Si lo que se busca es escapar del bullicio, nada como este mar secreto al que se puede llegar caminando por un sendero desde Huatulco, o por lancha; no existe ninguna carretera que la conecte a la civilización. Órgano ofrece una bahía discreta y totalmente limpia.

Kilómetros de agua turquesa y arena dorada donde no hay absolutamente nada, sólo naturaleza, rocas marrones y muchas vistas preciosas, en particular durante el atardecer.

Playa del amor

Nayarit

En el corazón del Parque Nacional de las Islas Marietas, en Nayarit, hay un sitio que parece irreal. Sólo es posible acceder a ella cuando la marea está baja y si el aforo lo permite, por lo que se ha convertido en una leyenda para los viajeros.

La Playa del amor forma parte de un archipiélago y en ella hay aguas transparentes en las que se puede practicar buceo, contemplar aves exóticas y sumergirnos una laguna circular parecida a los Galápagos.

Playa Islas Cocina

Jalisco

Compuesta por once bahías vírgenes, ocho islas y cuatro islotes, este sitio inadvertido, es una experiencia transformadora.

Un paraíso virgen de Jalisco al que sólo se puede llegar por lancha, en el que encontraremos aguas que oscilan entre un verde profundo y turquesa, y arena blanca que no le pide nada al Caribe. Aquí sólo hay mar, árboles grandes y un escenario perfecto para los entusiastas del snorkel.

Balandra

Baja California Sur

Declarada Monumento Natural del Golfo, este sitio es considerado uno de los más sublimes del país. A sólo 45 minutos de La Paz, esta playa es un verdadero oasis natural en el que podemos admirar la exuberante vegetación, vida silvestre y sumergirnos en aguas no profundas.

Balandra es tan misterioso, que al ser un área protegida, sólo permite 450 personas al día.

Santuario de la Escobilla

Puerto Escondido

En la costa de Oaxaca, hay una playa de aproximadamente 25 kilómetros con área finísima y aguas templadas  entre el azules y el verdes.

Este es uno de esos mares perfectos para sentarse a contemplar el horizonte, aunque sus olas gigantes y  dramáticas no nos permiten nadar, sí podemos apreciar la belleza. La Escobilla es famosa por ser una santuario natural de la tortuga golfina que de junio a diciembre arriba a este sitio a desovar.