Los más fans de los cómics de Marvel seguro tendrán en mente al temible Galactus, ese villano cósmico y enemigo de Los 4 Fantásticos conocido como “El Devorador de Planetas”. Pues bien, en la vida real parece que nuestro Sistema Solar tendría a un nuevo ‘comemundos’ -por decirlo de alguna manera jeje- y ese sería Júpiter.
Un nuevo estudio confirmaría que el gigante consumió a diversos ‘planetas bebés’ durante mucho tiempo, lo que sin duda ayudó a que se hiciera la enorme masa gaseosa que se conoce ahora. De nuevo, el espacio sorprendiéndonos como siempre.
Investigación afirma que Júpiter se comió a varios ‘planetas bebés’
A pesar de su inmensidad y de ser conocido como el planeta más grande del Sistema Solar, el origen de Júpiter sigue siendo un misterio. En ese sentido, los expertos han teorizado bastante sobre cómo es que ha llegado a ser la gigantesca masa rocosa que es hoy en día.
Varias de estas ideas parten esencialmente de descubrir de qué está hecho el núcleo de este planeta en su mayoría, es decir, si de material rocoso o es un centro puramente gaseoso. Y luego, vienen dos teorías predominantes: una dice que dicho mundo se formó a partir de la acumulación de billones de pequeñísimas rocas espaciales, mientras que la otra dice el núcleo absorbió diversos planetesimales, conocidos coloquialmente como ‘planetas bebés’ por algunos expertos.
Pues bien, esta última teoría sobre los ‘planetas bebés’ se estaría llevando la delantera. Una investigación publicada en la revista europea Astronomy & Astrophysics dice que una buena parte del centro de Júpiter está lleno de materiales rocosos, lo que se contrapone a la idea conocida de que ahí predomina un cúmulo de nubes de gases diversos.
El estudio se realizó con el apoyo de algunos datos recogidos por la sonda espacial Juno de la NASA lanzada en el 2016. Con dicha información, los científicos pudieron establecer un mapa de material rocoso en el núcleo de este gigantesco astro, lo que reveló a su vez una presencia importante de materiales pesados en esa zona.
Luego, con base en la composición química estas zonas rocosas, se estableció que esas formaciones corresponden a restos de varios planetesimales (o planetas bebés) que fueron atraídos por la fuerza gravitatoria o por el núcleo que de a poco se iba conformando.
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El estudio en números
“Juno proporcionó datos de gravedad muy precisos que nos ayudaron a restringir la distribución del material en el interior de Júpiter”, dijo a Live Science Yamila Miguel, una de las astrofísicas involucradas en la investigación.
Una de las cifras más interesantes dice que la cantidad de material rocoso pesado en el centro de Júpiter sería equivalente a entre 11 y 30 masas terrestres. O sea, de 3 a 9% de la masa total de ese planeta, lo que sigue siendo una cifra pequeña en todo caso… pero mayor a lo que se esperaba encontrar.
Los científicos especifican que si bien este es un buen avance, este estudio aún no puede establecer con certeza la composición real del planeta. Pero bueno, como dijimos, no deja de ser un posible hallazgo impactante que nos abre una nueva puerta al origen de gigante del Sistema Solar.